24 jul. 2010

Con razon pues señores BURGA, es un argollero y Cumpa de BLATER y nos tienen, como nos tiene; es decir una organizacio mundial PODRIDA, ....

Las cuentas oscuras de la FIFA

Por David García

Una sucesión sobre fondo de escándalo

El 11 de junio comienza en Johannesburgo la Copa del Mundo 2010 de fútbol. Organizadora del evento, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) vive una prosperidad insolente. Sin embargo, las críticas contra sus dirigentes abundan. Joseph Blatter, su presidente, es el epicentro de las denuncias: compra de votos, coimas, desvío de fondos…



“La Copa del Mundo 2010 debe beneficiar a todo el continente africano. Nuestro programa ‘Ganar en África con África’ hace realidad esta voluntad. De aquí a 2010 instalaremos un terreno de césped artificial en cada federación africana” (1), prometía Joseph Blatter, presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), exactamente un año antes de la apertura de la competencia que tendrá lugar en Sudáfrica del 11 de junio al 11 de julio próximos. Esta generosidad parece algo irrisoria en el contexto de un país minado por la segregación social heredada del apartheid. Sin embargo, a la generosa FIFA no le faltan recursos contantes y sonantes. A tal punto que la crisis económica y financiera mundial no parece tener influencia sobre la más rica de las federaciones deportivas.

La FIFA, fundada en 1904, obtuvo en 2009 una ganancia de 147 millones de euros y aumentó sus fondos propios, que hoy alcanzan la suma nada despreciable de 795 millones de euros. “El futuro parece igual de promisorio –afirma exultante Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y de la Comisión de Finanzas de la FIFA–, la Copa del Mundo 2014 ya goza de enorme popularidad. Además de las seis empresas socias de la FIFA (2) actualmente con contrato, ya firmamos los primeros contratos de sponsoring nacionales e internacionales. En estos tiempos de inestabilidad económica, nuestra competición estrella se revela como un valor seguro que combina suspenso, diversión y deporte de alto nivel, y constituye una excelente plataforma para las marcas comerciales” (3). Desde ese punto de vista, la Copa del Mundo 2010 constituye “un excelente trampolín para acceder a los mercados africanos, como lo fue la de 1994 para el mercado estadounidense y la de 2002 para el asiático”, comenta el sociólogo Patrick Vassort, especialista en las relaciones entre fútbol y política (4).



Fútbol y mercado


El idilio entre esas marcas y la FIFA ya lleva 36 años. La boda se celebró el 11 de junio de 1974 en Francfurt, durante la Copa del Mundo que organizó la República Federal de Alemania. Ese día el brasileño João Havelange obtuvo la presidencia de la organización, ante la salida del británico Stanley Rous. En segundo plano, un hacedor de reyes tan discreto como eficaz, Horst Dassler, presidente de la compañía Adidas France, “se contentó con distribuir un fajo de billetes entre los delegados todavía indecisos o susceptibles de captar otros votos para incitarlos a sostener a Havelange” (5). El día siguiente se abrió con una promesa de luna de miel acompañada por la firma de contratos cada vez más fructíferos. La FIFA, embriagada por su naciente fortuna, agregó a su organigrama las direcciones de Desarrollo, de Marketing y de Comunicación.



Formación de entrenadores, nuevos torneos, cursos de arbitraje: el empresario Dassler persuadió a Coca-Cola para que financiara los proyectos de campaña de Havelange. En contrapartida, el grupo estadounidense obtuvo “el derecho de colocar su logo en toda la Copa del Mundo. Una vez que Coca-Cola firmó, todo el mundo quiso ser de la partida” (6). De esa manera, la Federación Internacional concluyó “un pacto ‘faustiano’ con las multinacionales”, resume el historiador del fútbol Paul Dietschy (7).



Visionario, Dassler intuyó antes que sus competidores el formidable potencial económico de la televisión. Al crear en 1983 la sociedad de marketing y de gestión de derechos International Sport and Leisure (ISL), el patrón de Adidas se erigió en el socio número uno de la FIFA, a quien le aseguraba un confortable ingreso. En base a un mecanismo viejo como el comercio, ISL compró a la FIFA los derechos y los revendió a precio de oro a los canales de televisión. Un acuerdo “ganador-ganador” para los accionistas de Adidas y para un puñado de jerarcas de la Federación. Hasta la quiebra fraudulenta de ISL en diciembre de 2001, algunos de sus altos dirigentes recibieron sobornos en agradecimiento por su fidelidad a la marca de las tres tiras.



El ex vicepresidente Jean-Marie Weber, amigo de Blatter desde hace treinta años, y otros cinco dirigentes de la sociedad fueron demandados por estafa. Según la acusación presentada ante el Tribunal del cantón de Zug (Suiza) en marzo de 2008, los imputados habrían desviado 70 millones de euros pagados por las cadenas televisivas Globo (Brasil) y Dentsu (Japón) para comprarles los derechos de televisación de las Copas del Mundo de 2002 y 2006 (8). Si bien Weber –a quien los investigadores consideraron el eje de un “sistema de corrupción”– y sus colaboradores se negaron a revelar los nombres de los destinatarios de dichas “comisiones”, dos dignatarios de la FIFA fueron formalmente identificados. Se trata del presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Nicolás Leoz, quien habría recibido 211.625 francos suizos (147.518 euros) en enero y en mayo de 2000, y del ex presidente de la Federación de Fútbol de Tanzania, Muhidin Ndolanga, quien por su parte habría percibido 15.975 francos suizos (11.138 euros) en diciembre de 1999 (9).



Una gran familia



En el fondo, los patrones de la FIFA son niños grandes demasiado mimados por la vida: “Los 24 miembros [de su Comité Ejecutivo] y sus 7 vicepresidentes son probablemente más poderosos y están mucho mejor retribuidos que los de cualquier empresa multinacional del sector competidor. Su presidente, ‘Sepp’ Blatter, cuya remuneración sigue siendo ‘secreto de Estado’, obtendría casi 4 millones de dólares por año” (10). Durante la audiencia, los seis acusados terminaron admitiendo que en la década anterior a la quiebra de ISL pagaron unos 96,2 millones de euros de sobornos, vía una cuenta del banco LGT de Liechtenstein, pequeño paraíso fiscal situado en el corazón de la vieja Europa. En su descargo, la legislación helvética no prohibía las comisiones al momento de los hechos. Por lo que los antiguos dirigentes de ISL y sus “socios” de la FIFA fueron reconocidos como responsables pero… no culpables. Blatter, quien en 1998 sucedió a Havelange, se aferró a su cargo y en la actualidad negocia con… su sobrino Philippe Blatter, presidente de la sociedad Infront Sports & Media AG, titular de los derechos televisivos de la FIFA y con domicilio en el cantón de Zug, a semejanza de la fenecida ISL y de numerosas multinacionales. Antes de encabezar en 2006 el grupo que fundó el difunto Robert-Louis Dreyfus, riquísimo hombre de negocios y propietario del Olympique de Marsella, Philippe Blatter trabajaba para McKinsey, la prestigiosa consultora de las direcciones generales. “De 2000 a 2006, McKinsey facturó a la FIFA más de 7 millones de dólares en concepto de honorarios por el trabajo de titanes que realizó Philippe Blatter en tanto consultor de lujo para ayudar a organizar la Copa del Mundo” (11).



Con ISL o sin ella, el maná de la pantalla chica sigue derramándose sobre la sede suiza de la FIFA, en Zurich. En 2009, Joseph Blatter recibió de manos de su generoso sobrino 487 millones de euros en concepto de derechos de difusión, de los cuales 469 millones corresponden a la Copa del Mundo 2010, es decir el 60% de los ingresos de la Federación Internacional (12).



En el mundo de la FIFA, las peores faltas a las leyes se ponen de manifiesto en la forma de designación del presidente, de quien deriva el proceso de toma de decisiones de la organización. Cualquiera sea su población, cada Estado dispone de un voto. Lo que lleva a una sobre-representación de territorios subpoblados y de países pobres. Y favorece la corrupción endémica en la cual está inmersa la FIFA desde hace décadas. Con 207 afiliados, la Federación agrupa más miembros que la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Lo que aguza el apetito de los candidatos que carecen de apoyos fáciles: “La FIFA es un poco el mejor de los mundos, porque los pequeños principados europeos y las minúsculas islas tienen el mismo peso que las grandes Federaciones”, comenta con malicia Patrick Mendelewitsch, representante de jugadores y especialista del footbusiness. Algunos responsables piensan incluso que Joseph Blatter y sus espías patean la pelota un poco lejos. “El modo de funcionamiento de la FIFA no es conveniente”, critica sobriamente Jean-Pierre Karaquillo, director del Centro de Derecho y de Economía del Deporte y cercano a las instancias dirigentes de la Federación Francesa de Fútbol.



En tanto asesor de la Federación de Trinidad y Tobago, Jack Warner encarna el sistema hasta la caricatura. El temido presidente de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Asociaciones de Fútbol (Concacaf) es el principal auxiliar de Joseph Blatter. Y con razón: las islas del Caribe son tantas que, a pesar de su escasa población, la Concacaf goza de tres asientos en el Comité Ejecutivo.



Warner, poseedor de una fortuna personal calculada entre 15 y 30 millones de euros, vende caro su apoyo. En 1999 la FIFA renunció a un crédito de cerca de 9,5 millones de euros otorgado a la Concacaf. Y cuando en 2002 el presidente de la Federación de Antigua y Barbuda, Chet Greene, solicitó una ayudita a la casa matriz para financiar un Centro de Desarrollo para el Fútbol Jack Austin Warner, de inmediato recibió desde Zurich un cheque de 161.439 dólares (121.000 euros). Un año después, el periodista Andrew Jennings se trasladó a ese sitio y en lugar de un campo de fútbol descubrió “caballos que pastan en la maleza cerca de los restos de un camión transportador de cerveza” (13).



Elecciones controvertidas



Especialista en devolución de favores, cada vez que se ataca a su presidente, Warner se alinea sistemáticamente detrás de él. ¿Las elecciones de Blatter en 1998 y 2002 están manchadas por irregularidades? Warner expresa su total solidaridad con él y exige sanciones ejemplares contra los contestatarios. El vicepresidente de la Confederación Africana, Farah Addo, padecerá el rencor de los partidarios de Blatter. En 1998 ese clan le habría ofrecido 75.000 euros a cambio de su voto. Addo afirmó que 18 funcionarios africanos habían vendido su voto, pero al demostrarse incapaz de sustentar sus acusaciones, la Comisión de Disciplina de la FIFA lo suspendió en sus funciones durante dos años. En cuanto a las investigaciones internas sobre esas controvertidas elecciones, todas fueron archivadas.

Poco afecto a los arrepentimientos, en 2011 Blatter se presentaría como candidato a un cuarto mandato. En una conferencia de prensa realizada en la sede de la FIFA explicó con una sonrisa: “No he concluido mi misión” (14). Falta que derrote a su rival declarado, el presidente de la Confederación Asiática de Fútbol Mohammed Ben Hammam. “Ahora que siente que llega su hora, Ben Hamman se vuelve contra su maestro”, se ríe Patrick Mendelewitsch. Junto con Warner, Ben Hamman fue un incondicional de Blatter. Lo que no impide que este hombre cercano al Emir de Qatar alegue súbitamente que la presidencia de la FIFA debe ser limitada a dos mandatos. Porque más allá, argumenta, el número uno de la FIFA “se ocupa de todo menos de fútbol” (15). Sin embargo, para Patrick Mendelewitsch “el sucesor de Blatter tendrá que obedecer el código de conducta de la gran familia futbolística: hará limpieza en los márgenes, pero no cambiará radicalmente el sistema.”

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1 Le Figaro, París, 11-6-09.

2 Adidas, Coca-Cola, Emirates, Hyundai, Sony, Visa.

3 “Informe de Finanzas de la FIFA 2009”, Zurich.

4 Véase Ronan David, Fabien Lebrun y Patrick Vassort, Footafric, coupe du monde, capitalisme et néocolonialisme, L’Echapée, Montreuil, 2010.

5 Andrew Jennings, Carton rouge! Les dessous troublants de la FIFA, Presses de la cité, París, 2006.

6 Op. cit., nota 5.

7 Véase Paul Dietschy, Histoire du football, Librairie académique Perrin, París, 2010.

8 Le Monde, París, 13-3-08.

9 Op. cit, nota 7.

10 Jérôme Jessel y Patrick Mendelewitsch, La face cachée du foot business, Flammarion, París, 2007.

11 Bakchich hebdo, París, 10-4-10.

12 “Informe de Finanzas de la FIFA 2009”, Zurich.

13 Carton rouge!, op. cit.

14 Agence France Presse, 18-2-10.

15 Carton rouge!, op. cit.

*Periodista.

Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/las-cuentas-oscuras-de-la-fifa

22 jul. 2010

Libertad de pensamiento y de concer el universo en su plenitud y no al interes economico y social de la Iglesia y su CARDENAL ....

Constitución, Proceso y Tribunal Constitucional

Por Juan Monroy Gálvez


¿En un Amparo qué ganan los que no pierden?


Un Tribunal Constitucional (TC) que ignora los límites que alcanza una decisión que expide -en este caso, una sentencia que rechaza una demanda de amparo- es capaz de producir consecuencias conflictivas mayores que las que motivaron el inicio del proceso. En las siguientes líneas se señalan cuáles son las consecuencias de “pontificar” sobre materias para las cuales dicho órgano ni siquiera fue requerido. Aunque sólo fuera un símil, el TC se comporta como un carro de bomberos que llega al incendio a esparcir gasolina.



Entre el ciudadano común que conoce una sentencia y el órgano (individual o colegiado) que la elabora y expide hay un puente demasiado largo. Éste se halla construido con base en la información surgida de una disciplina científica, la ciencia del proceso. Lamentablemente, como casi todas las claves culturales dimanadas del occidente europeo, este saber llegó tardísimo al escenario nacional. Así, mientras el reconocimiento de su calidad científica ha superado con creces el siglo, en sede nacional todavía no estamos en fecha para celebrar, siquiera, dos décadas de estudios procesales medianamente consistentes e ininterrumpidos.



El recuerdo viene a cuento a propósito de cómo viene actuando el Tribunal Constitucional. A pesar de que la última década del siglo pasado fue perdida en materia de reafirmación de los valores que configuran una ética social, sirvió para que emergiesen personajes dignos de ser reconocidos como paradigmas de una sociedad que, con urgencia, necesitaba creer que un mundo decente fuese posible. Ejemplo imperecedero de ello fueron tres jueces del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano), quienes llevaron a la práctica virtudes cívicas que, para la época, parecían desterradas en una comunidad que había perdido las capacidades de sorpresa y denuncia ante las cotidianas trapacerías de los encaramados en el poder.



Ese fue el momento estelar del Tribunal Constitucional (en adelante TC), ocurrió hace poco más de diez años. De allí en adelante, el cheque en blanco que la comunidad nacional le giró lo ha ido dilapidando, al extremo que no resulta extraño advertir cómo algunos sectores piden su desaparición. Lo que fue un baluarte contra la dictadura no puede ser, en tan poco tiempo, una institución prescindible. Algo ha ocurrido y resulta necesario enmendarlo para el bien de todos los que creemos en la necesidad de tener un TC.
Al margen de lo difícil que debe ser para cualquier sujeto o grupo humano administrar la inmensa cuota de poder que, de forma intempestiva, una función le empieza a otorgar, tengo la impresión que el problema, todavía insoluble, que viene enfrentando el TC –específicamente sus miembros- es su absoluta impericia para emplear un instrumento ético y técnico que, siendo indispensable para cumplir su función, requiere de un aprendizaje progresivo y sólido. Me refiero al proceso.



Lo dramático es que en los últimos años se ha pretendido resolver el desconocimiento fugando hacia adelante, es decir, asumiendo que, como la técnica procesal no es otra cosa que sólo un conjunto de formas y hábitos -como en los viejos tiempos de la curia-, todo lo que tiene que hacerse es prescindir de sus fundamentos y lanzarse a improvisar. Unos años después de sufrida esta experiencia el resultado es desolador. La confianza social en el TC se ha debilitado a niveles insospechados.
Nadie puede poner en duda que el proceso cumple un rol instrumental de la Constitución, como también de todos los derechos que titulan a los sujetos, los llamados materiales. Sin embargo, el proceso es muchísimo más que eso. Así, es también derecho material y de la más elevada calidad, en el sentido que es derecho constitucional. Inclusive conforma el elenco de derechos que, por no admitir regulación restrictiva de una norma de inferior jerarquía que la Constitución, se les denomina fundamentales. En estricto, extendiendo la tesis de Häberle, según la cual todos los que practican la Constitución son sus intérpretes, se puede decir que el proceso es la Constitución en su manifestación dinámica; es la Constitución realizada.



La sentencia del TC en el proceso de amparo iniciado por la Universidad Católica.


El artículo exige síntesis y ésta puntualidad. Por ello en lo que sigue se van a desarrollar sólo dos comentarios a la sentencia del subtítulo, reconociendo que quedan demasiados a su vera. Sin embargo, somos conscientes de la relación inversa que hay entre abarcar y apretar.
 ¿Qué efectos produce una sentencia de amparo improcedente?


El amparo peruano, como sus símiles del derecho comparado (la acción de tutela colombiana o el mandato de seguridad brasileño, por ejemplo), tiene finalidades específicas y concretas: evitar una futura agresión o dejar sin efecto la que viene ocurriendo respecto de un derecho fundamental. Y nada más. Esto es, no crea ni extingue derechos. Por eso su trámite es expeditivo, sumarísimo se dice para recordar que lo que hay por resolver es absolutamente puntual: ¿se produjo o se puede producir el agravio o no?



Ahora vayamos a lo resuelto por la sentencia del TC. Cuando un proceso de amparo acaba con una sentencia que declara infundada la demanda, significa que no se ha probado el agravio ni su amenaza. Por otro lado, si se declara improcedente, puede significar, entre otras razones, que el agravio o su amenaza ni siquiera tienen materia constitucional que deba ser discernida.
Esta última ha sido la decisión del TC. Al declarar infundado el recurso de agravio constitucional ha confirmado la sentencia de la Corte Superior que declaró improcedente la demanda. Entonces, el TC ha dicho que no hay agravio ni amenaza de agravio constitucional que siquiera pueda ser discutido en el proceso.



En consecuencia, la sentencia no va a producir absolutamente ninguna modificación en la realidad, en tanto ha afirmado que todo debe seguir como está. Y si esto es así, toda la discusión que ha sucedido a la publicación de la sentencia sólo es el parto de los montes. Bueno, debería serlo, si no fuera porque ya sabemos que en política y algunos otros temas no hay que ser ingenuos.



Los fundamentos (considerandos) y la decisión como elementos de una sentencia.


Pero, si la sentencia no produce ningún efecto, ¿cómo es que tiene 47 hojas? Muy sencillo, si bien no hay nada que tutelar porque no hay agravio ni amenaza, el TC decidió pontificar sobre diversos temas jurídicos. Así, se refirió a los testamentos, las técnicas para su interpretación y el problema de su prelación en el tiempo. Sobre la propiedad y la prescripción extintiva. Ah, sobre la autonomía universitaria y también sobre la fe religiosa eclesiástica del causante y su vinculación con la universidad.



Esto de la fe religiosa eclesiástica es un tema tan sofisticado y especial que si no fuera por su impertinencia habría que felicitar a los miembros del TC por su conocimiento –sesgado es cierto, pero conocimiento al fin- del derecho canónico. Se trata de un concepto utilizado en la sentencia para vincular patrimonialmente la herencia de don José de la Riva Agüero con la Universidad Católica y, sobre todo, con la Iglesia, pasando, curiosamente, a tener un rol menor su catolicismo. De lo contrario se hubiera dicho “fe católica eclesiástica”, pero quizá tal aserto hubiera sido muy evidente.



Por eso, sobre la relación entre la Universidad y la Iglesia Católicas se dice, con lenguaje retórico y ampuloso, que “Riva Agüero arquitectó (sic) en su testamento de manera objetiva para alcanzar tal intención”. Y luego se concluye: “No debe sorprender, por tanto, que Riva Agüero haya dispuesto un nexo indisoluble entre la heredera de sus bienes con la jerarquía eclesiástica,…”. Y que esto conecta la voluntad de don José con el Cardenal es, claro está, una tautología. A pesar de lo cual el TC –dechado de claridad- lo reitera para evitar herejías: “…lo que explica que sea el Arzobispo, por voluntad expresa del testador, quien designe…”. Sólo faltó que lo dicho sea declarado precedente vinculante.



Si la demanda es improcedente y, por tanto, en este proceso no hay nada que resolver, ¿cómo se explica esta sucesión interminable de impertinencias? ¿Qué se pretende con este desaguisado de extravagancias? ¿Sabe el TC que en un país con una cultura jurídica incipiente se puede llegar a asumir que “sus fundamentos” obligan? ¿Ha sopesado el TC que, embarcados en el país del nunca jamás, sus elucubraciones estériles podrían hacer surgir en algunos “espíritus entusiastas” la impresión de que el problema jurídico debe resolverse conforme a sus “pautas” (de alguna manera habrá que llamarlas)?



Que los fundamentos no obligan es un tema pacífico e incontrovertido en los estudios procesales clásicos y contemporáneos. Aquí no hay debate. El TC lo sabe, bueno, es absolutamente imprescindible creer que lo sabe. La otra opción sería terrible, es decir, que el TC haya decidido, intencionalmente, resolver los otros temas relacionados con el asunto debatido –declarado improcedente, no lo olvidemos- a través de sus fundamentos sería de una arbitrariedad y malicia espeluznantes. Esto, resulta necesario decirlo, no es siquiera imaginable en un Estado constitucional de derecho.

Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/constituci%C3%B3n-proceso-y-tribunal-constitucional

21 jul. 2010

La teoria siempre ha sido un fuerte intelectual y la praxis un hecho medido y regulado por el medio social movido de acuerdo a intereses politicos y en este caso Religiosos, pero la universidad siempre sera esa voz de la integralidad de la sociedad peruana.

Una Universidad para todo el Perú

Por Pepi Patrón

Universidad es sinónimo de universalidad


La Universidad Católica es un espacio de pluralidad y de libertad. Creemos firmemente que no hay educación universitaria sin libertad. La libertad es el presupuesto de toda educación digna de tal nombre. Un espacio donde todas las voces caben. Para ello debemos seguir siendo una comunidad libre, sin interferencias ni restricciones.



Sin censuras ni vetos. Con una administración transparente y honesta. Queremos seguir formando ciudadanas y ciudadanos responsables, activos, críticos. Sobre todo solidarios, preocupados por la justicia y por los derechos de aquellos que, en nuestro país, todavía no tienen derecho a tener derechos.



En las últimas semanas muchas falsedades se han dicho sobre la Pontificia Universidad Católica del Perú, a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional. No soy especialista en derecho y no voy a hablar en términos jurídicos. Tampoco desde un punto de vista externo ni neutral, lo cual además es hermenéuticamente imposible. Soy ex alumna de la Universidad Católica, he sido Instructora, Jefe de Prácticas y profesora. Ahora, por la generosidad de colegas y de alumnos, pues sí, somos una comunidad democrática, ocupo un cargo de autoridad académica. Quiero hablar, desde dentro, de lo que somos y hacemos, no de lo que tenemos, aunque parece que eso es lo que interesa principalmente al Arzobispado de Lima y sus voceros, que incluso se han permitido hablar de las deudas que las autoridades tendrían que pagar por el “mal uso” de los famosos bienes heredados.



Es bueno recordar que la PUCP existe desde 1917, es decir, algunas décadas antes de la tan mentada herencia. Fue fundada como Universidad Católica, por el R.P. Jorge Dintlhac SS.CC. y un grupo de laicos, como una institución privada y sin fines de lucro. El primer Reglamento General de la Universidad ya señalaba que sus fines eran proporcionar una formación humanista y cristiana y una educación profesional, así como promover la investigación científica interdisciplinaria. Y seguimos manteniendo estos ideales fundacionales. Fomentamos una educación integral orientada tanto a la realización personal de nuestros alumnos y profesores como a construir un futuro mejor para nuestro país. Financiamos la investigación en todas sus formas, promovemos el arte y la cultura e inculcamos la solidaridad como virtud cívica.



Me siento muy orgullosa de pertenecer a una institución que busca la excelencia académica, que tiene principios éticos muy claros y que es, por vocación, una comunidad democrática en la que se respeta la diferencia y se ejerce la tolerancia. ¿Por qué es tan importante la autonomía para la vida de una universidad privada así concebida? Porque la autonomía (del griego nomos que significa ley) implica la auto legislación, una comunidad que se da a sí misma sus propias normas, que se auto legisla y se auto gobierna. Y que, además, maneja sus fondos de manera transparente y pública. Las auditorías anuales, hechas por agencias internacionales de amplio prestigio, así lo muestran y demuestran. A quienes insisten, con mala fe evidente, en la falta de transparencia y en el manejo oscuro de nuestros recursos, los invito a visitar nuestra página, www.pucp.edu.pe, entrar en la pestaña que dice La Universidad y acceder a los Datos Económicos que están al alcance de quien tenga la buena voluntad de buscarlos. Allí están nuestro presupuesto operativo, las escalas de pensiones, la distribución de nuestros gastos y los montos de las becas y subvenciones que otorgamos a nuestros alumnos, tanto por méritos académicos cuanto por carencias económicas.



Somos una universidad que aspira a la universalidad del saber y que, en tanto católica, se define como plural. Promovemos una multiplicidad de voces y hacemos grandes esfuerzos para tener entre nosotros a la pluralidad y diversidad que caracteriza a nuestro país. Y lo hacemos de varias maneras. Por ejemplo, es cada vez mayor el porcentaje de nuestros alumnos que viene de colegios públicos, ya se aproxima al 20% de nuestros postulantes, y de zonas de Lima difícilmente identificables con niveles socio-económicos A o B. Así, en el semestre 2010-1 los cinco distritos con más postulantes fueron, en primer lugar, San Martín de Porres, con más de 500 postulantes (el 30% ingresó), Lima Cercado también con más de 500 (el 32% ingresó), Santiago de Surco (ingresó el 49%), San Miguel (ingresó el 34%) y Los Olivos, casi 400 postulantes (ingresó el 26%). Además, de manera sistemática, un 10% de nuestros alumnos viene de otras regiones del país. Es, pues, un centro de educación superior en que se encuentran todas las sangres y que contribuye a democratizar, vía la educación, un país marcado por la desigualdad y la exclusión, tarea que en realidad le compete al Estado. Nuestra política de pensiones diferenciadas, es decir que cada quien paga según sus posibilidades, apunta directamente a sostener esta situación. Hay cinco escalas de pago y las dos más bajas concentran más del 50% estudiantes. Solamente el 40.5% de nuestro presupuesto es cubierto con las pensiones de los estudiantes de pregrado. La Universidad contribuye con fondos propios para que así sea, a través de inversiones y de un manejo responsable, que ya lleva muchas décadas, de sus propios recursos.



Gracias a estos esfuerzos, que incluyen a todos los que trabajamos en la PUCP, podemos ofrecer préstamos y créditos educativos a los alumnos con alto rendimiento académico y con dificultades económicas. En lo que va del año 2010 gozan de estas ayudas 150 estudiantes. Podemos enorgullecernos de que 2,371 profesionales estudiaron con un préstamo universitario. También tenemos un Sistema de Becas PUCP, cuyos objetivos son premiar la excelencia académica y brindar solidariamente la posibilidad de continuar los estudios universitarios a quienes tienen dificultades económicas. En lo que va del año 2010, hay 188 estudiantes becados, entre los cuales algunos vienen de Cañete, Cuzco, Cajamarca y el Callao. Para la PUCP, esto supone una inversión, porque no lo consideramos gasto, de 2’493,680 millones de soles, a lo cual se añaden aportes de particulares por un monto mayor al millón de soles.



Estos esfuerzos incluyen, por ejemplo, un convenio con los colegios Fe y Alegría para otorgar, anualmente, becas integrales a sus 30 mejores estudiantes en todo el Perú. También benefician a estudiantes y profesores de la Red Peruana de Universidades (RPU) que conformada por dos universidades de Lima, la PUCP y Cayetano Heredia, y diez universidades regionales. Por cierto, nuestros propios estudiantes y profesores hacen pasantías y estudios en dichas universidades, porque creemos firmemente que el aprendizaje y el enriquecimiento es mutuo, de ida y vuelta. También iniciamos este año un programa de becas de estudio para nuestros trabajadores administrativos.



Además de promover esta presencia diversa y múltiple de ciudadanos y ciudadanas del Perú, también es nuestra vocación académica que los estudiantes estén expuestos a una gran pluralidad de convicciones y creencias. Los debates en aulas y patios son parte de nuestra historia. Somos una comunidad marcada por la pluralidad y el respeto a la diferencia. Hay estudiantes y profesores con ideas de izquierda, de centro, de derecha y muchos independientes. De muchos credos y religiones. Y se discute mucho. Nuestros alumnos compiten por los centros federados o los tercios estudiantiles o por la representación en la Asamblea Universitaria, pero siempre en buena lid. También nos preciamos de ser una escuela democrática. Nuestros programas de responsabilidad social convocan voluntades y voluntarios, profesores y alumnos, autoridades y trabajadores.



En la Católica se inculca que hay que leer de todo y escuchar a todos. Que una universidad es eso, universal. Que no existe el libro vetado ni las etiquetas rojas (que sí existen, por ejemplo, en la Universidad de Piura). Nuestra Biblioteca así lo muestra. Que toda perspectiva que se sostiene en argumentos racionales debe ser examinada. Se enseña a discrepar con respeto y a criticar con argumentos. A deliberar. Y escuchamos con la misma atención a representantes de la Teología de la Liberación y a reputados miembros del Opus Dei. A jesuitas, recoletos y laicos; judíos, protestantes y agnósticos. Y negociamos respetuosamente con el Sindicato de Trabajadores. Y mostramos así con el ejemplo que en nuestra universidad todos cabemos. Por eso el lema de nuestros noventa años fue Bienvenidos Todos. Sabemos bien que en una universidad administrada por el actual Arzobispado de Lima, no todos serían bienvenidos, en particular quienes piensan distinto.



En suma, la Universidad Católica es un espacio de pluralidad y de libertad. Creemos firmemente que no hay educación universitaria sin libertad. La libertad es el presupuesto de toda educación digna de tal nombre. Por eso propiciamos nuestra autonomía y la autonomía de todos los miembros de nuestra comunidad. Lo contrario de la autonomía es la heteronomía, es decir que las normas que nos dirigen vengan de fuera. Y, peor aún, que vengan de una instancia intolerante y dogmática. Más preocupada por los bienes materiales que por la educación. Y eso atenta contra el espíritu de una universidad que se precia de fomentar el pensamiento crítico y el compromiso solidario con la justicia y los derechos humanos.



Somos tradición y modernidad; somos católicos y plurales; principistas y tolerantes; muy peruanos y abiertos al mundo. Queremos internacionalizarnos pero desde nuestras propias raíces; queremos brindar saberes universales, pero atendiendo a nuestra propia particularidad. Queremos formar ciudadanos del mundo y también ciudadanos bien peruanos. Mirar el mundo pero también mirar críticamente nuestras dramáticas desigualdades y nuestra enriquecedora diversidad. Enseñamos quechua, y también queremos que nuestros estudiantes se desenvuelvan en inglés. Tenemos que asumir estos retos y estas paradojas de nuestro tiempo. Creo que estas tensiones son la clave para entender la especificidad de nuestra Universidad Católica.
Ahora, como profesora, sólo puedo dar testimonio de la persistencia de esa virtud que es la tolerancia. Que es, justamente, el freno a todo pretensión absolutista, frente a la cual se afirmó ya en el siglo XVII. En filosofía se suele distinguir la tolerancia pasiva, aquella que soporta al otro con resignación, y la activa que nos dispone a respetar proyectos ajenos aunque no los compartamos. Por ello nuestro Fondo Editorial ha publicado en el 2009 más de 60 títulos nuevos, entre libros y revistas. No hay nada prohibido a la investigación. Por ello también es que en la Católica se han formado ciudadanos y ciudadanas que han desempeñado altísimas funciones en nuestra vida republicana, desde posiciones y convicciones distintas, incluso opuestas.
Creemos que la tolerancia hace posible la diferencia, la diferencia hace necesaria la tolerancia. El filósofo francés Jacques Derrida1, dice que a la universidad moderna se le debería reconocer en principio, además de lo que se denomina la libertad académica, una libertad incondicional de cuestionamiento y de proposición e, incluso, más aun si cabe, el derecho de decir públicamente todo lo que exigen una investigación, un saber y un pensamiento de la verdad. Es a eso, añade, a lo que debe referirse aquella insignia simbólica tan característica de muchas universidades, que recurre a la imagen de la luz en asociación con la verdad. Y la nuestra dice Et lux in tenebris lucet. Y la luz brilla en las tinieblas.
Queremos seguir aportando luz a nuestros estudiantes, a nosotros mismos y a nuestro país. Para ello necesitamos, debemos, queremos seguir siendo una comunidad libre y autónoma. Sin interferencias ni restricciones. Sin censuras ni vetos. Queremos seguir formando ciudadanas y ciudadanos responsables, activos, críticos. Sobre todo solidarios, preocupados por la justicia y por los derechos de aquellos que, en nuestro país, todavía no tienen derecho a tener derechos.
 Siguiendo a Aristóteles en la Ética a Nicómaco consideramos que no basta el conocimiento de la amistad para ser un buen amigo, ni el conocimiento de la justicia para ser justos. Es necesario formar los hábitos, las predisposiciones del carácter, las orientaciones básicas de las personas. Esta es la esencia de la formación ética. Mientras que la capacitación profesional es una educación para el trabajo, la formación ética es una educación para la convivencia2. En la Católica tratamos de fomentar ambas.
 Una universidad sin condiciones, parafraseando a Derrida, es lo que somos y por lo que seguiremos luchando. Esta es la Pontificia Universidad Católica del Perú, nuestra universidad, la que hemos construido todos a lo largo de noventa y tres años, durante difíciles etapas con profesores y trabajadores con sueldos bajos (que lo digan quienes sobrevivieron con cien dólares en los años ochenta) directivos y autoridades que no dudaron en entregar su tiempo, su energía y su buena voluntad para cimentar una institución sólida y respetada. Seguiremos apostando por un modelo educativo integral que se basa en principios éticos y en un compromiso con la justicia y la solidaridad en nuestro país.

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1 Cf. Derrida, Jacques, Universidad sin condición, Madrid: Trotta, 2002.

2 Fidel Tubino, “Formación humanista para el desarrollo humano” en El Futuro de las Humanidades, las Humanidades del Futuro, Lima: Fondo Editorial PUCP, en prensa, p. 193

Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/una-universidad-para-todo-el-peru

20 jul. 2010

¿ Cuantos Asteroides son un problema para la TIERRA ?

(c) NASA/JPL-Caltech/UCLA
 Las Pléyades (palomas en griego) son un objeto perfectamente visible a simple vista en medio de la oscuridad de la noche (y de un cielo libre de contaminación). También se les conoce como Messier 45, Los Siete Cabritos o Hermanas y forman parte de la antigua mitología. Se ubican junto a la constelación de Tauro y la conforman unas mil estrellas azules jóvenes situadas a una distancia cercana a los 450 años luz de la Tierra.
 Ahora este cúmulo de estrellas que se encuentran rodeadas por una nebulosa fueron captadas por el telescopio espacial WISE, el que logró finalizar de manera exitosa el registro del primer mapa de todo el cielo.
 El telescopio espacial WISE capta “imágenes” en infrarrojo del espacio, por lo que deja al descubierto la estructura del polvo y gas interestelar que rodea las Pléyades. Durante su operación, el telescopio WISE ha logrado descubrir unos 25.000 asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra.

Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ Link: Seven Sisters Get WISE (NASA)

19 jul. 2010

El juego entre vivir de vivir para la politica con reglas democraticas no es vigente hoy en una sociedad mediatizada.

El salario de la política
Por Alain Garrigou
La manera de vivir con bastante facilidad

Todo trabajo merece un salario… salvo el trabajo político. Desde que la democracia se confunde prácticamente con el régimen representativo, la sospecha siempre atravesó la relación entre los elegidos y los electores: ¿pueden los primeros representar verdaderamente a los segundos si con ello obtienen algún interés particular, empezando por una retribución financiera? En 1789, los delegados de los Estados Generales no tenían previsto dejar sus provincias por mucho tiempo.

Apremiados por los gastos en Versalles –cuyos alquileres representaban una bendición para los arrendadores, tempranamente bloqueados en París por la transformación de los Estados Generales en Asamblea Nacional Constituyente–, y lejos de su casa y su familia, estos delegados se encontraron en dificultades financieras más o menos rápidamente en función de su condición social y, para los más modestos, de la amplitud del peculio que les habían asignado sus mandantes. Así pues, el 1º de septiembre de 1789, la Asamblea votó una dieta legislativa de 18 libras por día, con tanta discreción que el voto no fue registrado en el acta de las sesiones. A continuación, el régimen censitario, limitando la capacidad del elector y del elegido al pago de cierto impuesto, y por lo tanto a la riqueza, excluyó del mandato toda remuneración.

Y este principio perduró en los comienzos del sufragio universal: aunque el derecho de voto estaba abierto a todos los hombres (todavía no a las mujeres), era necesario tener una fortuna para ser elegido. ¿Cómo podría un pobre acariciar la absurda idea de ser elegido como representante? En Francia, la dieta legislativa adoptada sin discusión en 1848 con el sufragio universal abrió el camino a legisladores provenientes de ámbitos más modestos. Sin duda, no hubo jamás asambleas más “populares” que las de principios del siglo XX. En países como el Reino Unido, donde la remuneración no estaba legalizada (habría que esperar hasta 1911), esta “democratización” del reclutamiento político pasó por los sindicatos (trade unions), ya que estos últimos se hicieron cargo de los emolumentos de los diputados del partido laborista.

Todos los regímenes políticos instauraron finalmente una dieta parlamentaria: una manera de decir que el cargo no es un trabajo, sino que merece una compensación financiera. A pesar de su lógica elemental, sería un error creer que esta institución fue aceptada tan fácilmente. Al fijar inmediatamente la dieta en veinticinco francos por día, la Segunda República provocó una protesta antiparlamentaria, ya que el salario de un obrero parisino estaba comprendido entonces entre los dos y los cuatro francos. Su supresión por el Segundo Imperio y su posterior restablecimiento por su asamblea legislativa no arreglaron el asunto. Por mucho tiempo todavía, los veinticinco francos por día, restaurados en 1871 –bajo la forma de nueve mil francos anuales–, fueron un motivo de ironía, si no de hostilidad hacia los diputados. A tal punto además que hubo que esperar hasta 1906, y la llegada de una cámara más popular, con el Bloque de Izquierdas, para ver aumentar esta dieta a quince mil francos. También allí la medida fue tan discreta que desató quejas. Sus partidarios se ganaron el despectivo apodo de “quincemilistas”.
 
El 23 de noviembre de 1906, recordando la suerte del parlamentarista Alphonse Baudin, abatido cuando se oponía al Golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851, Le Matin escribía irónicamente: “Baudin en su barricada moría por veinticinco francos por día. Ayer nuestros diputados decidieron vivir con cuarenta y un francos y nueve centavos”. Había que imaginar, pues, otro procedimiento para adaptar la dieta al aumento de precios. En 1938, fue indexada sobre los salarios de la alta función pública, lo que le permitía crecer regularmente sin que los parlamentarios tuvieran que votarla. Al término de esta historia agitada, la institución de la remuneración de los cargos ya parece conseguida. Los manuales de derecho, aunque discretos sobre el tema, hacen de ella un principio democrático.

El sociólogo Max Weber, sin duda más realista, sugería en una conferencia de 1919 (Politik als Beruf) que el pago era “una condición del reclutamiento no plutocrático del personal político” (1). Pero su generalización no resolvió todo, pues falta ponerse de acuerdo sobre su monto y su transparencia (véase el artículo sobre Noruega). El escándalo de las sumas gastadas por los parlamentarios británicos para su uso privado recordó recientemente el carácter explosivo de la cuestión. Hacer más libre al representante está muy bien, pero ¿respecto de quién? La pregunta fue suscitada en los partidos socialistas, donde los militantes veían con malos ojos la retribución legal de sus propios elegidos, sobre todo si –como en el Reino Unido– éstos atendían a sus necesidades antes que al propio Estado. En un primer momento la institucionalización de la dieta parlamentaria desligó a los representantes de sus camaradas, puesto que su reelección ya no dependía del partido sino de los electores. En parte por esta razón, el Partido Comunista en Francia exigía de sus diputados que cedieran su dieta; a cambio, él les pagaba un salario –ajustado al de un obrero calificado– y se hacía cargo de sus gastos. En la actualidad, la cuestión ya no se plantea en esos términos. La investidura partidaria se volvió la condición obligatoria de la reelección de los parlamentarios.

Esta dependencia impone una rigurosa disciplina que los constriñe a votar por el gobierno, o a favor de su bloque, a veces incluso contra sus convicciones. Así se comprende mejor cómo una institución que es aceptada como necesaria engendra nuevas tensiones. En esta ocasión, la retribución de los cargos parlamentarios contribuyó sin duda a “democratizar” socialmente el reclutamiento político, pero con mayor seguridad contribuyó a profesionalizarlo. La política se volvió un oficio en el transcurso de un largo proceso iniciado en el siglo XIX. No era tan fácil para un médico como Georges Clémenceau, vencido en las elecciones de 1893, tener que recuperar una actividad profesional. Se comprende, pues, el creciente lugar que ocuparon los funcionarios en las asambleas después de la segunda guerra mundial (antes era incompatible), ya que la reintegración automática a sus puestos les ofrece una seguridad considerable contra los avatares electorales.

La idea es vulgar, pero cuando perder equivale a conocer la desocupación, se piensa dos veces antes de arriesgarse en política. Además, evitar esta dolorosa experiencia merece concesiones a la disciplina y al compromiso. La evolución se acentuó más en nuestros días, en que algunos dirigentes políticos no han tenido jamás ningún otro oficio sino la política –como asistente parlamentario, por ejemplo–, antes de ganar una circunscripción y de ser siempre reelegidos en su feudo. Otros, incluso, no han ejercido sino un oficio de fachada. Y qué decir de los altos funcionarios cuya carrera se desarrolla entre los gabinetes ministeriales y su lugar de destino. Por supuesto, no hay solamente inconvenientes en estas carreras que parecen asegurar la competencia de los elegidos.

Pero sí los hay, incontestablemente, en el alejamiento de una profesión –que forzosamente tiene sus intereses, sus hábitos, sus relaciones– respecto de los ciudadanos que debe representar. ¿Hay que ver allí una de las razones de la reducción de las diferencias ideológicas entre las formaciones políticas? La tensión entre vivir de y vivir para la política sigue más viva de lo que permite pensar el consenso aparente sobre las reglas del juego democrático.
Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/el-salario-de-la-pol%C3%ADtica

16 jul. 2010

El fnomeno de la identidad cltral y sus necesidades politicas se manifiestan en la posicion de asumir una nacion propia como la que podria sr la nacion quechua, la nacion aymara, la nacion amazonica y la nacion costeña, con toda su vision ancestral y la presencia de la confederacion peruena no es nada descabellada..

Compendio de desestabilización, a la luz del caso boliviano

Por Hernando Calvo Ospina
No más golpes de las Fuerzas Armadas
 
Además de la “zanahoria” económica y de los “gruesos bastones” de la intervención militar (a los cuales el reciente golpe de Estado en Honduras acaba de ofrecer un inesperado baño de juventud), a Estados Unidos no le falta inspiración para contener las veleidades de emancipación política de sus vecinos del sur.
Uno de los métodos consiste en apoyar las reivindicaciones de emancipación política de las elites locales, cuyas “identidades” serían cuestionadas por… las políticas de redistribución de los gobiernos progresistas. Una estrategia utilizada en Nicaragua a comienzos de los años 80 (1). Y más recientemente, en Bolivia.
En diciembre de 2005, Evo Morales llegó a ser presidente de Bolivia. Apoyado por la pequeña burguesía urbana, el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) sedujo también a las organizaciones indígenas, en una campaña en la que le dio gran importancia al discurso identitario (2). Pero el Estado plurinacional promovido por el MAS pronto suscitó una reivindicación inesperada: la de las elites locales que defendían un “separatismo social”, al cual abre la vía, según ellos, el proyecto de una nueva Constitución –que “da validez a diferentes niveles de autonomía: indígena, municipal y regional, sin definir su articulación” (3)–. Todo esto lleva a que Estados Unidos sostenga un movimiento que va de la defensa de las minorías oprimidas… a la posibilidad de desestabilizar a las autoridades bolivianas. 
Rápidamente, la estrategia estadounidense identificó al departamento de Santa Cruz como un objetivo prioritario: la economía de Bolivia depende de sus recursos naturales (especialmente los hidrocarburos, el oro y el hierro). Tan ricos en gas como en tierras fértiles, los departamentos de Tarija, Pando y Beni –que, junto con Santa Cruz, constituyen la región llamada de la “Media Luna”– se unieron prontamente a las reivindicaciones de Santa Cruz, cuya capital –homónima del departamento–, se convirtió en el centro de la oposición a Morales.
Dos meses después de haber entregado sus cartas credenciales, el 13 de octubre de 2006, Philip Goldberg, el embajador estadounidense en Bolivia, inició conversaciones con la oposición de la Media Luna. De 1994 a 1996, en el momento de la guerra de los Balcanes, este diplomático había dirigido las oficinas del Departamento de Estado en Bosnia. Más tarde, de 2004 a 2006, fue “jefe de misión” en Pristina, capital de Kosovo, donde, según Morales, “apoyó el separatismo de esta región con la consecuencia de miles de muertos” (4). Semejante pedigrí anunciaba más que el simple apoyo de los estadounidenses a las organizaciones políticas de la oposición “separatista”.
En Bolivia, “su trabajo no era un secreto para nadie –afirma Hugo Moldiz, abogado y director del semanario La Época–. Tampoco se escondía. El plan implementado estaba dirigido a provocar un estado de falta de gobernabilidad a partir de acciones violentas y mortíferas, que comprometían a las Fuerzas Armadas y a la Policía, con el objetivo de lograr la renuncia del presidente y la convocatoria a elecciones en las cuales ganaran los candidatos cooptados por la embajada”.
La operación se apoyaba especialmente en la acción de la Unión de Jóvenes de Santa Cruz (UJS) cuyos miembros se lanzaron contra todo lo que representaba el gobierno central, sin ninguna discriminación. Paralelamente, grupos de paramilitares asesinaron a cerca de treinta campesinos indefensos, en septiembre de 2008, antes de tomar posesión del aeropuerto de Beni, así como de los campos petroleros de Tarija y Santa Cruz. Sergio Espinal, oficial ya retirado, está convencido de que “su modo de acción permitía adivinar la existencia de consejos de expertos extranjeros así como la participación de paramilitares colombianos”. Peor aún, “la pasividad de las fuerzas armadas, que incluso se dejaron desarmar en los campos petroleros, demostraba que algunos de sus miembros formaban parte de la conspiración”.
 
Cerca de las elites de la “Media Luna”, los medios de comunicación privados no se quedaron de brazos cruzados: “la prensa informaba todos estos hechos no para condenarlos, sino para contribuir a un clima de inestabilidad y de miedo –informa un campesino cocalero, hoy diputado, Sabino Mendoza–. El mensaje que se transmitía era que si ‘Evo’ no renunciaba, podría estallar una guerra, con la intervención del ejército de Estados Unidos. Rumores, mentiras y exageraciones apuntaban a sembrar la confusión en el espíritu de aquellos que, como yo, apoyaban al presidente”.
Desde julio de 2007, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) era acusada de canalizar fondos para los grupos de oposición. El gobierno había logrado encontrar documentos que mencionaban la necesidad de financiar programas para “restablecer un gobierno democrático”. Un eufemismo bien conocido, explica la socióloga Cristina Guzmán: “Estas organizaciones, directamente o por intermedio de otras agencias, financian a varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG), a las estructuras de la pretendida ‘sociedad civil’ y a los partidos políticos para que, bajo la bandera de los derechos humanos, de la libertad de prensa y empresa, alienten la hostilidad contra el gobierno”.
Durante todo ese tiempo, la oficina de Morales mantenía la descabellada cercanía… de una antena de la CIA, dentro mismo del palacio presidencial (vestigio de una época en que los gobiernos se preocupaban menos por la soberanía que por las buenas relaciones con Estados Unidos). “Era un servicio administrado por un general de la policía, denominado Centro de Operaciones Policiales Especiales (COPES), ¡que dependía directamente de la embajada de Estados Unidos!”, precisa Jorge Cuba, director de la Agencia Boliviana de Información (ABI).
Habiendo observado que un viento de internacionalización derechista soplaba sobre las brasas del separatismo local, Morales hizo desmantelar esa antena. Por otra parte, el 3 de noviembre de 2008 anunció que, por razones de “dignidad nacional”, la agencia ya no era bienvenida en Bolivia. En la víspera había expulsado a la organización estadounidense de lucha contra el narcotráfico, la Drug Enforcement Administration (DEA), al observar que sus prerrogativas parecían haber sido ampliadas con el apoyo de la oposición secesionista de la Media Luna, sin que eso entrara de ninguna manera en el marco de su misión oficial. Para terminar, el 11 de setiembre de 2008, en un momento en que la situación era extremadamente tensa entre el gobierno y la oposición, el presidente Morales declaró persona non grata al embajador de Estados Unidos.
Expulsión del embajador, límites impuestos a la USAID, partida de la CIA y de la DEA: extrañamente, la fiebre separatista dio signos de apaciguamiento, sin contar que Morales sigue obteniendo importantes éxitos electorales. Los más radicales abandonaron rápidamente toda reivindicación política y pasaron, sin pestañear, de la pretendida “defensa de la democracia” al proyecto de magnicidio. En efecto, para ellos había una sola opción: terminar con ese “indio” en la presidencia, así como con su vicepresidente Álvaro García Linera.
La operación fue conducida por el hombre de negocios Branco Marinkovic. Hijo de un paramilitar croata refugiado en Bolivia, presidía en ese momento el Comité Cívico pro Santa Cruz (CPSC) (5) y dirigía el Movimiento Nación Camba de Liberación (MNCL) que reclama la “independencia” de la Media Luna. En el sitio de Internet del MNCL puede leerse: “Antes de que corra la sangre al río, ¿no sería mejor separarnos como amigos para que cada nación gestione sus propios recursos y solucione sus propios problemas?”. A pesar de estos propósitos dulzones, Jorge Cuba piensa que, según Marinkovic, “la solución era transponer el escenario racista, religioso y secesionista de la guerra de los Balcanes a Bolivia”.
Precisamente, de esa región del mundo hizo venir Marinkovic a Eduardo Rózsa, que había participado en el conflicto desde las fuerzas croatas ultranacionalistas. Acompañaban a Rózsa: Michael Dwyer (irlandés), Arpád Magyarosi (rumano-húngaro), Elod Tóasó (húngaro) y Mario Tadic (croata), casi todos veteranos de la guerra de los Balcanes. “El plan se desarrollaba perfectamente, relata Cuba, hasta que un policía, ‘un indiecito’, como dirían ellos, se infiltró en el grupo. El 16 de abril de 2009, la policía llegó al hotel donde se encontraban y tres, que se negaron a entregarse fueron abatidos, incluyendo a Rózsa. Esa noche también murió el último proyecto de división de Bolivia”. En ese contexto, Marinkovic prefirió huir, encontrando una tierra para su asilo en Estados Unidos.
Una tela de araña de fundaciones y de ONG se aprovechaba así de su imagen de miembros intocables de la “sociedad civil”, para desestabilizar gobiernos (véase el recuadro). La  historiadora Villegas no lo duda: “Todas demostraron, en diferentes situaciones a través del mundo, que podían ser más eficaces que un ejército de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte]”.
Probado en Bolivia, hoy el método parece haber sido adoptado también en Ecuador y en Venezuela. “Más allá de la Media Luna boliviana, analiza la historiadora ecuatoriana Adriana Villegas, en Venezuela alientan a los que desean la independencia del Estado de Zulia –que dispone de una de las más importantes industrias petroleras del mundo– y en Ecuador a los que tienen el mismo proyecto para la provincia de Guayas, principal puerto y centro económico del país. Además, al igual que Santa Cruz atrajo a su causa a otros tres departamentos (Beni, Pando y Tarija), el estado de Zulia hace lo mismo con los de Táchira y Mérida y en Ecuador el de Guayas con Manabí”.

1 Véase Maurice Lemoine, “L’autonomie perdue des Miskitos du Nicaragua“, Le Monde diplomatique, París, septiembre de 1997.
2 Los indígenas representan, oficialmente, el 60% de la población boliviana.
3 Franck Poupeau y Hervé Do Alto, “L’indianisme est-il de gauche?”, Civilisations, 58-1, 2009, http://civilisations.revues.org/index1971.htm
4 El Mundo, Madrid, 11-9-08.
5 Institución regionalista implementada por el departamento de Santa Cruz, con gran influencia del empresariado local
Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/compendio-de-desestabilizaci%C3%B3n-la-luz-del-caso-boliviano

14 jul. 2010

Es decir de ls interes economicos las etnias nacionales n deberian contaminar mas de lo que ya hicieron, es decir injusticia atmosferica, mas para el mas vivo y fuerte y nada para el indefenso, ;“Los países desarrollados deben descolonizar la atmósfera para posibilitar una equitativa distribución del espacio atmosférico entre todos los países, según su población”

Lucha por el “espacio atmosférico”

por Tony Phillips
Cambio climático, ALBA y combustibles fósiles
Tony Phillips
La extracción de petróleo y de gas –cuyo empleo es una de las mayores causas de emisión de gases de efecto invernadero– resulta un factor fundamental de las economías de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Sin embargo, la declaración resultante de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (Cochabamba, abril de 2010) de la que estos países fueron protagonistas no hace mención de los combustibles fósiles.
 En diciembre de 2009, el mundo esperaba que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Copenhague (COP-15) proporcionara un principio de solución al calentamiento planetario (1). Pero como era previsible, Copenhague resultó un fracaso; sólo a último momento, los países desarrollados ofrecieron un trato, el mal llamado “Acuerdo de Copenhague”: fijar el tope del incremento de la temperatura promedio del planeta en 2ºC y el del contenido de carbono de la atmósfera en 450 ppm, a pesar de que los especialistas en temas climáticos de esos mismos países afirman que aun si se lograra alcanzar ese tope, la probabilidad de evitar que el calentamiento global aumente desenfrenadamente es de tan sólo el 50%. 
Por esa razón, las conclusiones de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (CMPCC) convocada por el presidente de Bolivia, Evo Morales, y celebrada en Cochabamba del 19 al 22 de abril de 2010, llaman a “reconocer la necesidad de establecer un límite adecuado al calentamiento global y que (...) existe una probabilidad del 50% de que el daño provocado a la Madre Tierra sea totalmente irreversible”. Como señaló Pablo Solón, embajador de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organizador de la CMPCC: “¿Quién mandaría a su propia hija en un avión que no tiene más que un 50% de probabilidades de aterrizar? Nadie” (2). En las propuestas de Bolivia y de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) se solicita un abordaje más conservador y holístico. Bolivia ya está sufriendo los efectos del cambio climático, especialmente sequías provocadas por el deshielo de los glaciares. 

Intereses contrapuestos


La fuente primaria de los gases de efecto invernadero son los combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. Si bien no existen grandes consumidores ni exportadores de carbón en América Latina, el petróleo es una de las principales industrias orientadas a la exportación en las naciones andinas que integran el ALBA. América Latina, en conjunto, es exportadora neta de recursos energéticos. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por su sigla en inglés), en 2007 América Latina produjo 705 millones de toneladas de equivalente de petróleo (3) y exportó 136, de los cuales a Venezuela le correspondieron 184 y 119 respectivamente. Esta cifra, sin embargo, no incluye las exportaciones virtuales de energía utilizada por la minería, la fundición, la industria y la agricultura industrial de la región para la elaboración de productos de exportación. Pero mientras algunos países del ALBA son importantes productores de petróleo, sus niveles de emisiones de CO2 son bajos. 
La explotación de combustibles fósiles plantea entonces una interesante paradoja y un posible conflicto de intereses para los protagonistas del CMPCC miembros del ALBA. Situación que prácticamente no se mencionó en Cochabamba, aunque el 22 de abril, la ministra de Ecuador María Fernanda Espinoza hizo referencia en una conferencia de prensa a una propuesta de gravar el petróleo. En Venezuela y Bolivia, el foco está puesto en la nacionalización de la extracción de petróleo; en Ecuador, en cambio, el foco también está en el cambio climático. La iniciativa Yasuní-ITT, por ejemplo, constituye una innovación: se propone evitar la explotación de reservas de petróleo comprobadas existentes en el subsuelo del Parque Nacional Yasuní. El gobierno de Ecuador buscó financiación y Alemania ha prometido aportar fondos.

 

En ese sentido, en la conferencia de prensa que ofreció en la CMPCC, la ministra Espinoza se refirió al anuncio efectuado por el gobierno de Barack Obama respecto de que suspendería la ayuda prometida de 3 millones de dólares a Bolivia y de 2,5 millones de dólares a Ecuador. Los gobiernos de los dos países latinoamericanos interpretaron esa decisión como una acción punitiva por no suscribir el Acuerdo de Copenhague. En respuesta, la ministra ecuatoriana –experta en políticas ecológicas– anunció irónicamente que “Ecuador le daría a Estados Unidos 2,5 millones de dólares si ese país ratifica el Protocolo de Kyoto”.
El sacerdote Miguel D’Escoto, ex presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, estuvo presente en Cochabamba. Allí, calificó a la CMPCC como “una verdadera inspiración” y “una respuesta a la farsa de Copenhague”. Ademas agregó que no esperaba demasiado de la ONU: “No quiero ser cínico, pero (…) ya no es posible reformar ni emparchar Naciones Unidas, es la organización más importante del mundo con potestad para ayudar a salvar a la especie humana y la Madre Tierra, pero para ello es necesario reinventarla”. 
El Presidente de Bolivia considera, por su parte, que aún debe darse una última oportunidad a Naciones Unidas. El 7 de mayo de 2010, Morales elevó el documento final de la CMPCC a la Secretaría General de Naciones Unidas. que lidera Ban Ki-moon. Éste expresó su satisfacción a Morales respecto de que se hubieran presentado las conclusiones de Cochabamba ante CMNUCC “el único foro universal donde todas las naciones y los pueblos se reúnen para resolver cuestiones climáticas” (4). No obstante Morales advirtió: “Si [el encuentro COP-16 de noviembre de 2010 que se celebrará en] Cancún es como el de Copenhague, Naciones Unidas perderá su autoridad moral frente a los pueblos del mundo”.

Petróleo bueno, petróleo malo


Para que la cumbre COP-16 que habrá de celebrarse en México resulte fructífera, será necesario abordar el tema de la mitigación mediante una combinación de reducción y/o eliminación de gases de efecto invernadero. América Latina tiene un rol clave que cumplir en ambas actividades, en particular a través de mejoras en el uso de la tierra para la agricultura y la silvicultura. Es probable asimismo que Venezuela sea el país latinoamericano que tenga más que perder si reducir las emisiones significa prohibir la explotación del petróleo no convencional.
Los yacimientos de petróleo varían en lo que respecta a la facilidad de acceso y la calidad del mismo, que puede ser convencional o no convencional. El derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México en abril de 2010 y los nuevos yacimientos frente a la costa de Brasil son ambos ejemplos de yacimientos marítimos de difícil acceso. Los que se descubrieron recientemente frente a las costas del sur de Brasil se encuentran situados a profundidades cercanas a los 7 kilómetros. Si bien las consideraciones vinculadas con el cambio climático ponen en cuestión la lógica de explotar yacimientos que entrañan semejante nivel de costos y riesgos, ni el gobierno de Estados Unidos ni el de Brasil tienen previsto suspender la extracción en aguas profundas.
En el caso de Venezuela, la clasificación del petróleo en convencional y no convencional podría revestir suma importancia. Las reservas de petróleo no convencional más grandes del mundo “[...] son las de petróleo extra pesado de la provincia de Orinoco, en Venezuela, y las [...] arenas bituminosas de la Cuenca Occidental del Canadá. Considerados en conjunto, estos recursos del hemisferio occidental son aproximadamente iguales a las reservas identificadas de petróleo crudo convencional de Medio Oriente” (4). Ambos países, por tanto, cuentan con reservas significativas desde el punto de vista estratégico pero contaminantes desde el punto de vista ambiental (5). En tiempos de cambio climático, el hecho de que Venezuela se encuentre situada sobre reservas de crudo no convencional de semejante magnitud seguramente será motivo de preocupación para el presidente Hugo Chávez.
Tanto en el caso de Canadá como en el de Venezuela, la decisión de explotar el crudo no convencional situaría a ambas naciones a la par de los proveedores de petróleo más poderosos del mundo: tal decisión podría significar tanto el auge económico como un desastre natural y, en relación con el cambio climático, la gota que derrame el vaso. Quizás, la pregunta concreta de los gobiernos canadiense y venezolano sea quién habrá de pagarles para que no exploten sus reservas de petróleo no convencional, pero debe recordarse que Venezuela no es un país desarrollado, mientras que Canadá sí lo es.  

Justicia climática

En su discurso ante Naciones Unidas, el presidente Evo Morales afirmó: “Los países desarrollados deben descolonizar la atmósfera para posibilitar una equitativa distribución del espacio atmosférico entre todos los países, según su población”. La “equitativa distribución del espacio atmosférico”, expresión perteneciente a la jerga del cambio climático, remite al derecho a desarrollarse a pesar de que implique contaminar. De acuerdo con la teoría de la justicia climática, el derecho a contaminar también se ve cercenado por la deuda climática histórica: quienes han agotado su espacio atmosférico son los países que históricamente fueron los mayores contaminantes. En consecuencia, naciones como Bolivia, cuya responsabilidad histórica es ínfima, deberían contar con un mayor “espacio atmosférico”. 
La lucha por el “espacio atmosférico” en el seno de Naciones Unidas podría ser un factor decisivo en lo que respecta a determinar si habrá de permitirse que Venezuela explote sus reservas de crudo no convencional en el marco del acuerdo petrolero por 16.000 millones de dólares que acaba de firmar ese país con China para explotar las reservas del Orinoco en forma conjunta; según lo establecido en el convenio, la producción se iniciaría en 2012 (6). 

1  Véase el dossier “Ultimátum a la Tierra”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, diciembre de 2009. 
2  Pablo Solón, “Climate headed for crash landing”, The Huffington Post, Nueva York, 8-12-09 (www.huffingtonpost.com). 
3  Véase OECD/IEA, Key World Energy Statistics 2009 (www.iea.org/textbase/nppdf/free/2009/key_stats_2009.pdf).
4  www.onepetro.org/mslib/servlet/onepetropreview? id=WPC-26188 
5  Véase “Incluso caro, el petróleo no es bueno para la ecología”, en El Atlas III de Le Monde diplomatique, Buenos Aires, 2009.
6  http://eleconomista.com.mx/industria-global/2010/04/19/china-venezuela-van-extensas-reservas-crudo-orinoco.
Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/lucha-por-el-espacio-atmosferico

13 jul. 2010

Ya tenemos una nueva Globalizacion o lo qe es lo mismo una nueva mundialidad, un vínculo objetivo entre actores aparentemente dispersos

En el corazón de un giro planetario

Por André Bellon
Debilitamiento del mundo unipolar
Aquello que algo apresuradamente resumieron con la palabra “globalización” o el término muy ideológico de “mundialización” fue en realidad mucho más contradictorio de lo que creen sus chantres. Éstos quisieron imponer una lectura apologética de la historia contemporánea, olvidando o despreciando el pasado, ignorando las líneas de oposición que afectaban el período, minimizando o presentando como arcaico cualquier cuestionamiento al nuevo orden.
Sin embargo, otra interpretación es posible. Robert Bonnaud, analista de los giros históricos, explica: “Durante el siglo XX, la historia se descentró, se desoccidentalizó. La expansión e incluso la innovación estaban mucho mejor distribuidas. Estaban... porque a partir los años 70 y 80, la situación evolucionó en sentido inverso… ¿Se trata, para las tres cuartas partes de la humanidad, del fin de la historia?” (1). De hecho, la invención del discurso sobre la globalización tuvo como principal función legitimar la dominación financiera occidental, bajo el manto de un amable y natural mundialismo.
Un doble desconocimiento se encuentra en el corazón de este discurso: por un lado, la actual globalidad no es en esencia sino la globalidad muy coyuntural de las cuestiones financieras; por el otro, la unidad planetaria de los fenómenos históricos no es una novedad. Hace ya un siglo y medio, el historiador y filósofo francoitaliano Joseph Ferrari escribía: “En mi Historia de las revoluciones de Italia, mostré cómo los más diversos Estados iban por el mismo camino, sin saberlo… (Intento confirmar) estas generalizaciones explicando el mundo a través de China” (2). Toda época sería así una suerte de mundialización o, más precisamente, de mundialidad. La única cuestión sería saber entonces cuáles son los fenómenos mundiales dominantes, y a quiénes benefician.
De un modo bastante iconoclasta, el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) planteó en 2008 la cuestión central: “¿La mundialización es un factor de paz? Algunas conclusiones explican tanto las actuales relaciones como los conflictos pasados: “Cuanto más abiertos son los países al comercio internacional, mayor es su conflictividad. El comercio bilateral entre dos países disminuye la probabilidad de una futura guerra entre esos dos países. El comercio total multilateral entre esos dos países y el resto del mundo aumenta la probabilidad de una futura guerra entre ellos. No existe una relación clara y evidente entre comercio mundial y prevalencia de conflictos (1870-2001)” (3).
 
El debilitamiento del mundo unipolar a fines del siglo pasado y la aparición en la escena comercial de nuevos países demográficamente dinámicos (Brasil, China, India, Sudáfrica…) acentúan hoy los enfrentamientos tanto más cuanto que el neoliberalismo transforma los bienes esenciales en recursos escasos: agua, tierras cultivables, hidrocarburos, etc.
Desde luego, la solidez y la preeminencia de los intereses occidentales pudieron alimentar las ilusiones respecto de un relativo equilibrio del mundo. Los intercambios transatlánticos continúan siendo el principal motor de las relaciones comerciales internacionales, y la potencia estadounidense parece garantizar cierta estabilidad. Pero el mundo unipolar surgido de los años 90 reveló contradicciones hasta entonces ocultas.
Los sucesivos planes de reactivación pusieron en evidencia la inestabilidad de la economía estadounidense. Desde 2003 y su intervención en Irak, Estados Unidos, debilitado, vive el fracaso del hard power militar. Los recursos presupuestarios ya no pueden responder a la situación y las mismas fuerzas armadas sufren una suerte de crisis; el equipamiento de la US Air Force, la Navy y los marines es cada vez más viejo y el costo de mantenimiento más alto. Aparentemente, la “política del garrote” ha dejado de ser realista, aun cuando no haya que descartar una intervención en Irán, ya sea directa o a través de Israel; además, los regímenes que servían de relevos locales, como el de Egipto o Argelia, parecen debilitarse.
La tradicional alianza transatlántica parece profundamente sacudida, e incluso el comercio, garante teórico de buenas relaciones, está decayendo. Así, el Consejo Económico y Social francés comprueba: “Las diferencias comerciales que enfrentan en particular a Estados Unidos con la Unión Europea se caracterizan cada vez más por la no implementación de las decisiones arbitrales del órgano de resolución de diferendos de la Organización Mundial del Comercio” (4). Lo que lleva a preguntarse por una armonía hasta entonces presentada como históricamente evidente. “Estados Unidos y Europa, ¿pertenecen hoy a dos mundos diferentes? El debate sobre el vínculo transatlántico suele derivar en un debate sobre la perennidad de la comunidad de valores entre ambos continentes” (5), observaba en 2005 Axel Poniatowski en un informe de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional” (6).
Europa misma, pese al gran avance en el crecimiento de su mercado único, es objeto de fuerzas centrífugas. Si bien un aumento muy sensible del comercio interior acompañó la formación de la Unión hasta 1990, el crecimiento del comercio intracomunitario es actualmente, a pesar de su ampliación a 27 miembros, menos sostenido que el de las exportaciones destinadas a países que no forman parte de la Unión Europea. Incluso el comercio en el seno de la zona euro disminuyó notablemente (7).
 
Paralelamente, las relaciones políticas internas en la Unión cambiaron profundamente. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989 y la ampliación de la Unión en 2004 a países de Europa del Este, Alemania se encuentra en el centro geoestratégico del Viejo Continente. Símbolo de su importancia: integra el grupo de contacto sobre la cuestión nuclear en Irán (8). La Corte Constitucional alemana de Karlsruhe le dio a esta situación un sentido jurídico al aceptar el Tratado de Lisboa, reservándose medidas destinadas a “asegurar la efectividad del derecho de voto y preservar la autodeterminación democrática” (9), afirmando a la vez la existencia y la perennidad del pueblo alemán, así como la inexistencia del pueblo europeo.
La Unión Europea vive de hecho entre una aparente profundización de su cohesión y el desarrollo de sus contradicciones internas. Así, en el mismo momento en que los dirigentes europeos fuerzan el nacimiento de un Tratado de Lisboa –hijo de los años 90–, Joschka Fischer, ex ministro alemán de Relaciones Exteriores, anuncia el final de época declarando: “Hoy ya no introduciríamos el euro. Nos volvimos gaullistas... Vemos cada vez más a Europa como un medio, no como un proyecto” (10).
Todos estos acontecimientos permiten percibir reequilibrios y pensar que la Unión Europea, un duopolio Estados Unidos / China y una transformación del G8 en G20 posibilitarán gestionar el mundo sin cuestionar la “buena gobernanza”. Pero el mundo se encuentra a la vez en un intento por mantener esta estabilidad y en una dispersión que la contradice.
Un rompecabezas de alianzas de geometría variable caracteriza la oscilación entre un antiguo equilibrio y otro en construcción. Frente a la globalización financiera, regresan las estrategias nacionales, un patriotismo económico y social como en Alemania o Rusia, e incluso una dimensión más contestataria del orden global en América Latina.
Los grupos de Estados ligados por acuerdos oficiales se multiplican: paralelamente a la Unión Europea, se celebraron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN). China es hoy el primer socio comercial de Japón, y este último realiza la mitad de sus intercambios externos con la región que se extiende de Corea del Sur y China a Australia. Al mismo tiempo, el grupo compuesto por Brasil, Rusia, India y China (BRIC) reivindica oficialmente un nuevo equilibrio internacional; se estima que “su peso total en la economía aumentará del 10% en 2004 a más del 20% en 2025” (11).
Estas nuevas solidaridades sostienen y critican a la vez el orden dominante, tal como lo muestran los fracasos de la Ronda de Doha sobre el comercio y la Cumbre de Copenhague sobre el clima. De manera más radical, surgen nacionalismos económicos que se oponen a este mismo orden. Así, la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) (12) exhibe, desde luego, objetivos económicos, pero adquiere un aspecto muy político organizando ejercicios militares ruso-chinos que simulan lo que se parece a un desembarco en Taiwán.
En otro continente, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) agrupa a países de América Latina y el Caribe que se oponen a la tradicional dominación estadounidense. Afirmando el principio de la soberanía popular, cuestionan la dominación del dólar con la creación del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE), moneda común adoptada el 16 de abril de 2009. El nacimiento de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) marcó en particular la toma de autonomía de Brasil.
En el nuevo “mundo multipolar”, los mismos actores pueden ser a la vez aliados y opositores. Así, Rusia y China –ambos miembros del BRIC y el Grupo de Shangai– aceptan el discurso antiterrorista de Washington… manteniendo lazos con Teherán. Pekín, que garantiza el dólar con sus compras de bonos del Tesoro estadounidense, menciona reiteradamente la posibilidad de una moneda asiática, y la vinculación del yuan al dólar. Brasilia mantiene buenas relaciones con Washington, pero también con La Habana, y apoya el acceso de Teherán a la energía nuclear para uso civil. Luchando en su país contra la jerarquía católica, en nombre de la laicidad, el presidente venezolano Hugo Chávez expresa su apoyo al régimen teocrático de Mahmud Ahmadineyad. Gran amigo del jefe de Estado Luiz Inácio Lula da Silva, el boliviano Evo Morales cuestiona el papel del G20… en el cual Brasil desempeña un rol importante.
Tratando de reaccionar contra la voluntad de emancipación, las fuerzas conservadoras apoyan el golpe de Estado en Honduras, amenazan a Venezuela o se alegran del retorno de la derecha en Chile. Las ilusiones se multiplican respecto de una mundialización más moral, más social o ecológica y más equilibrada. Si bien el orden existente dispone de medios para perdurar, la crisis ideológica del mundialismo y su epicentro Estados Unidos debilitan la confianza de la que aún goza; la crisis financiera desatada en 2008 lo ha demostrado.
Las alianzas nuevas o potenciales que reflejan la búsqueda de un nuevo paradigma son demasiadas como para que se las pueda considerar marginales. El historiador y cronista William Pfaff, especialista en política exterior estadounidense, establece un paralelo entre el triunfo de la oposición socialdemócrata en Japón, la elección de Obama en Estados Unidos y el debate desarrollado en el Reino Unido sobre el futuro de las relaciones transatlánticas (13). A esta lista pueden sumarse muchos posicionamientos nuevos tales como la evolución de la diplomacia alemana, los nuevos contactos entre Rusia y Polonia, las reorientaciones estratégicas de Turquía (14)… Así se perfila, según Joseph Ferrari, una nueva mundialidad, es decir, un vínculo objetivo entre actores aparentemente dispersos.


1  Robert Bonnaud, Y a-t-il des tournants historiques mondiaux?, Kimé, París, 1992.
2  Joseph Ferrari, La Chine et l’Europe. Leur histoire et leurs traditions comparées, Librairie académique, París,1867.
3  CNRS, Instituto de Ciencias Humanas y Sociales, 14-4-08. 
4  Consejo Económico y Social, Dictamen del 24 de marzo de 2004 a partir del informe de Michel Frank, París.
5  El abandono del escudo antimisiles puede analizarse también como un interés menos prioritario de Estados Unidos respecto de Europa.
6  Informe 2.567 del 11-10-05.
7  La parte del comercio exterior intrarregional de los 15 representó hasta el 66% en 1990; era del 61% en 2004. Dentro de la zona euro, este indicador pasó del 55% en 1990 al 51% en 2004.
8  Este grupo está integrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, todos ellos potencias nucleares, más Alemania.
9  Fallo del 30 de junio de 2009 sobre la constitucionalidad del Tratado de Lisboa.
10  Citado por Arnaud Leparmentier en Le Monde, 16-7-09.
11  “BRIC II et la croissance Big-Bang”, Rediff.com, 10-11-04.
12  La OCS, también llamada Pacto de Shangai, agrupa a Rusia, China y varios países de Asia Central.
13  “Notes sur une tentative de révolte”, 5-9-09, www.dedefensa.org.
14  Wendy Kristianasen, “El mundo visto desde Ankara”, Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires, febrero de 2010.
Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/en-el-coraz%C3%B3n-de-un-giro-planetario