15 oct. 2010


Alberto Adrianzén

“Hay un giro a la izquierda”

Alberto Adrianzén, sociólogo y analista político, considera que el resultado de las elecciones municipales y regionales mueve el escenario político hacia la izquierda para las elecciones presidenciales de 2011 y habla de la unidad de las diversas fuerzas ubicadas en ese sector. Cree que este proceso electoral le ha restado credibilidad a la ONPE y sembrado dudas para las elecciones de 2011.También analiza los efectos de lo que llama la derrota de Lourdes Flores y del APRA.

-¿Cuál es la lectura de los resultados de las elecciones municipales y regionales de cara a los comicios presidenciales de 2011?-Hay una paradoja: en medio del crecimiento económico de los últimos años las fuerzas progresistas han logrado ubicarse mejor que en el 2006. Esta paradoja se da, entre otros factores, porque ha habido un crecimiento económico que no es igual para todos. Ha crecido, con matices, un espíritu que cuestiona el tipo de modernización y desarrollo económico. Esta elección marca un fracaso del proceso de descentralización, en la medida que las regiones reclaman una mayor cuota de poder. Hay un crecimiento de un polo progresista, de izquierda… 

-¿Esto gira el eje de la elección de 2011 hacia la izquierda?-Sí, ese eje gira un poco más a la izquierda. Toledo dice que ha hecho una alianza con el candidato de Junín, lo cual me parece extraño y hasta divertido. Eso no es cierto. Toledo rápidamente se quiere pegar a la izquierda. Y Jorge del Castillo ha dicho que hay que buscar un reposicionamiento hacia la centroizquierda, cuando él ha atacado sistemáticamente a la izquierda y ha estado impulsando una línea de derecha dentro del APRA. Ahora todos quieren desplazarse hacia el campo de la izquierda. No solamente por el triunfo de Susana Villarán, sino por lo que está pasando en las regiones. Además de Lima, en Cajamarca, Cusco, Junín, San Martín, Arequipa, Piura, ha ganado la izquierda… 

-Pero estos movimientos regionales de izquierda no representan un polo homogéneo y en muchos lugares la izquierda ha ido dividida y se ha enfrentado entre sí. -Es cierto que no es un polo homogéneo y que hay división entre los movimientos regionales progresistas, pero hay bases programáticas comunes en esos movimientos que han llegado a los gobiernos regionales. El reto es llegar a un acuerdo entre estos movimientos regionales, partidos de izquierda, grupos progresistas, en torno a una unidad programática, porque lo que se va a elegir el 2011 no es tanto un presidente, sino un gobierno, y, por lo tanto, lo que se requiere es una coalición de gobierno antes que una coalición electoral. Para gobernar es fundamental la unidad.

-¿Es posible convertir ese polo progresista heterogéneo en un polo homogéneo en el poco tiempo que falta para las elecciones de 2011?-El tiempo es un enemigo, pero creo que sí es posible, siempre y cuando se piense en gobernar el país y no solamente en ganar curules. Eso implica renuncias, concesiones y trabajar de una manera realista y transparente por la unidad. Los movimientos regionales deben cumplir el papel de promotores de la unidad. La obligación de las fuerzas progresistas es pensar en cómo unirse y no en cómo cada una construye su propia fuerza. El riesgo que haya más de una candidatura de izquierda es que le quitaría votos a Humala, que es una barrera de contención del Fujimorismo.

-¿La unidad de la izquierda pasa por la candidatura presidencial de Humala o debe haber un proceso de elecciones internas para elegir al candidato de un frente progresista?-Hasta ahora yo no veo otro candidato que no sea Humala. Con sus virtudes y defectos sigue siendo un candidato importante. Yo no descarto la posibilidad de que haya elecciones internas para elegir al candidato presidencial. Esa es una fórmula que permite un liderazgo mucho más sólido en un polo progresista. Ese es un tema que hay que discutirlo. La unidad tiene que darse en torno a un acuerdo programático para gobernar el país y no en torno a personas… 

-¿Cuáles deben ser los puntos centrales de ese acuerdo programático?-Fortalecer el sistema democrático, recuperar la capacidad del Estado en el manejo de la economía, un cambio del modelo económico para permitir un crecimiento integrado del país y dar empleo digno y mejores pensiones, una reforma fiscal, una política exterior independiente que siga el curso de hoy día de América del Sur, una política que garantice los derechos de las personas, una mejor Educación, una política más radical en la descentralización, un reconocimiento a los pueblos indígenas. Una serie de factores que significan una nueva Constitución que deje de lado esta Constitución neoliberal. En estos temas yo no veo diferencias entre las distintas fuerzas progresistas.

-¿Pero no resulta complicado unir a la izquierda moderada que ganó en Limacon la izquierda más radical que ha triunfado en varias regiones del país? -Sí, es complicado, pero el intento hay que hacerlo. Lograrlo dependerá de cada fuerza política, de vencer prejuicios de uno y otro lado, como el prejuicio de acusar a Humala de chavista, que no tiene fundamento. Esa acusación contra Humala y el Partido Nacionalista tiene que ser dejada de lado porque eso dificulta una negociación para la unidad que se necesita para gobernar el país y es una concesión a la derecha, que exige una especie de carta de sujeción en ese tema. Sin perder el espíritu radical de una identificación con las provincias y con sectores populares, se debe presentar un programa que no implique sobresaltos en los electores y que garantice la permanencia y la profundización de la democracia, y el crecimiento económico.

-Susana Villarán ha marcado claramente sus diferencias con Humala y rechazó el apoyo que éste le dio en el tramo final de la campaña. ¿No parece casi imposible una coalición que incluya a Susana Villarán y a Humala? -Esa posición que tuvo Susana Villarán no es una buena señal, pero insisto en que hay que trabajar por la unidad. Creo que en esto Susana Villarán cedió a las presiones de la derecha. Yo no comparto para nada que cuando Jaime Bayly le preguntó por quién votaría en una segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Humala, ella haya respondido que viciaría su voto. Eso es un gran error. De ninguna manera Keiko Fujimori y Ollanta Humala son iguales. A Humala se le acusa de ser autoritario, pero en el plan de gobierno del nacionalismo está la defensa de las conclusiones de la Comisión de la Verdad, asumir las pautas del Consejo Nacional Educativo, del Foro de salud. El PN se opuso a los últimos decretos que daban impunidad a los militares. Hay una serie de temas en los que el PN coincide con Susana Villarán. Lo que hay que hacer es Limar desconfianzas. Yo no veo grandes discrepancias, más allá de los calificativos arbitrarios de chavista o autoritario contra Humala. 

-¿El triunfo de Susana Villarán en Lima abre un espacio para una candidatura de izquierda alternativa a la de Humala?-Abre el espacio para una izquierda moderada en un tiempo no inmediato. Fuerza Social tiene que enfrentar un reto muy serio, de cómo crece en provincias y se convierte en un partido nacional. Eso toma tiempo. En el corto plazo, este resultado en Lima abre el espacio para una candidatura de Humala, porque se ha comenzado a vencer el temor, el chantaje de la derecha a todas las fuerzas de izquierda, progresistas y nacionalistas. EnLima se ha votado por Susana Villarán pese a la campaña en su contra que era decirle Patria Roja, senderista. A pesar de ese chantaje de la derecha, la gente, especialmente de los barrios populares, ha optado por Susana Villarán. Ese es un buen síntoma de que los temores que tienen los electores pueden ser superados. 

-¿La izquierda puede aspirar a ganar el 2011 o debe pensar en comenzar a construir una alternativa de gobierno mirando el 2016? -Yo creo que es urgente, imperioso, ganar las elecciones el 2011, que son una especie de punto de quiebre, en el que gana una fuerza progresista o la derecha logra una hegemonía que consolida una correlación de fuerzas por mucho tiempo. A ese esfuerzo para ganar el 2011 deben concurrir todas las fuerzas que se sientan progresistas, más allá de las diferencias que existen entre ellas. Un triunfo del progresismo pondría al país a tono con lo que está pasando en América del Sur. 


“Se ha generado una atmósfera de fraude”
-¿Susana Villarán ya debería haber proclamado su victoria, dada la ventaja que tiene con los resultados procesados hasta ahora?-Creo que sí, porque ella ya ganó. Susana Villarán no puede permitir que Lourdes Flores celebre cuando la que ha ganado es ella. Y ha ganado bien.

-¿Hay alguna posibilidad de fraude con las actas observadas que cambie este resultado?-Ganas tal vez no han faltado, pero creo que un fraude va a ser muy difícil, salvo que se haga una operación en la cual se eliminen las actas que favorecen a Susana Villarán y se validen las actas que favorecen a Lourdes Flores, pero eso sería un escándalo de proporciones mundiales. 

-¿Lo ocurrido en este proceso electoral con el conteo de votos genera dudas de la limpieza de las elecciones presidenciales?-Sí, por supuesto, genera muchas dudas. Lamentablemente, la ONPE ha perdido credibilidad. La suma de errores en este proceso electoral, la tardanza en dar los resultados, la gran cantidad de actas observadas por cambios en el reglamento, que se pierdan actas, que aparezcan actas, las declaraciones de Alan García desconociendo la validez de los resultados a boca de urna, son hechos que han generado una atmósfera de fraude…

-¿Esto abre la posibilidad de un fraude el 2011?-Pienso que hacer un fraude, en el sentido de un anforazo, es difícil, porque hay mecanismos de vigilancia, hay observadores internacionales, está Transparencia. Pero el fraude se puede dar en votaciones muy reñidas. Si hay un resultado muy ajustado, tengo preocupación que se dé un fraude que tuerza la voluntad popular. 

-¿La actitud de Lourdes Flores de insistir en decir que ha ganado a pesar de los resultados que señalan su derrota, alimenta las suspicacias de un posible fraude? -Esa conducta es un error político. Lo democrático es reconocer que uno ha sido derrotado. Repetir tanto que se ha ganado cuando no se ha ganado, genera inestabilidad, contribuye a que se desconfíe de la ONPE, del Jurado de Elecciones, del proceso electoral. El PPC se equivoca, porque está generando un ambiente de inestabilidad política y está deslegitimando las elecciones. Eso es muy grave para la democracia. 


“El APRA ha sido el gran derrotado”
-¿Cómo queda el APRA después de estas elecciones en las que solamente ha ganado, por muy poco margen, en La Libertad?-El APRA ha sido el gran derrotado en estas elecciones. Esta elección deja al APRA en malas condiciones, con lo cual imagino que Alan García debe estar feliz. Esta elección demuestra que el APRA es Alan García y eso es justamente lo que García quiere demostrarle al APRA.

-¿Y en el caso de Lourdes Flores, su derrota marca el final de su carrera política?- Creo que sí. 

-¿Cómo queda el PPC luego de esta derrota de Lourdes Flores?-La crisis del PPC, que apostó con su principal lideresa y ha perdido, es muy profunda. Después de esta derrota, el PPC, que solamente ha ganado unas 15 alcaldías distritales en Lima y ha ratificado su identificación con las clases altas, puede terminar como un partido limeño, municipal, muy chico. Eso es un problema para el sistema político, porque se requiere una derecha democrática, pluralista, porque si no existe esa derecha lo que vamos a tener será un cLima enrarecido de guerra sucia, de una política de muy bajo nivel en la que hay ataques y no se discuten ni ideas ni programas…

-¿Pero la guerra sucia que ha desarrollado el PPC en estas elecciones no lo aleja de una derecha democrática y pluralista?-Sí, es cierto. Yo estoy sorprendido con este comportamiento del PPC, porque ha actuado con malas artes. La guerra sucia que ha implementado contra Susana Villarán ha sido la peor opción que ha tomado y eso desdice de su talante democrático. El PPC está en el dilema de si se convierte plenamente en una derecha democrática y pluralista o si se asimila a la prédica de la derecha intolerante. 

Entrevista: Carlos Noriega
Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_

El gobierno informático de Salvador Allende

por Philippe Rivière
 Cibernética: la palabra hace surgir irresistiblemente en quien la escucha la imagen de un poder central que controla a los seres humanos a través de múltiples canales de comunicación. Una imagen falsa, tal como lo muestra la experiencia llevada a cabo durante 1972 en el Chile gobernado por el socialista Salvador Allende.

Desde 1948, la hipótesis de un gobierno de las máquinas frecuentó a los espíritus avanzados, que elaboraban tanto la informática como… los electroshocks. Ese año, mientras George Orwell escribía su 1984, Norbert Wiener definió a la cibernética como “el control y la comunicación entre el animal y la máquina” (1). John von Neumann, por su lado, acababa de inventar la teoría de los juegos, transfiriendo la decisión de lanzar la bomba nuclear a los algoritmos. En Le Monde, el reverendo padre Dubarle expuso entonces “las perspectivas fascinantes de la conducta racional de los procesos humanos, en particular de aquellos que interesaban a las colectividades y parecían presentar alguna regularidad estadística” y pudo “soñar con un tiempo en que una máquina de gobernar suplantaría para bien –o para mal, ¿quién lo sabe?– la evidente insuficiencia actual de las cabezas y de los aparatos habituales de la política” (2).
Wiener, a su vez, pensaba que “transferir la propia responsabilidad a una máquina, fuera o no capaz de aprender, era lanzar su responsabilidad al viento para verla regresar traída por una tempestad” (3). Aunque llovían los financiamientos militares para la investigación en informática y en inteligencia artificial (IA), Wiener rechazó colaborar en esos programas, criticó el macartismo (4)  y vio así cómo se le cerraban muchas puertas, condenando su disciplina a una cierta marginalidad (5).  
Andrew Pickering, especialista en historia social de las ciencias, acaba de dedicar un libro a la escuela de cibernética británica (6). Al agrupar tanto a investigadores académicos como a técnicos, psicólogos o médicos, esta escuela comenzó inventando un pequeño robot que se parecía a una tortuga y era capaz de aprender a dirigirse hacia la luz evitando los obstáculos (Grey Walter, 1950). También desarrolló el homeostato, un circuito electrónico que buscaba mantener un equilibrio interno dado, al mismo tiempo que interactuaba con su entorno (Ross Sabih, 1948). Estudió los efectos de las luces estroboscópicas sobre el cerebro, dando lugar a avances sobre la epilepsia, y también a intercambios creativos con los poetas de la “generación beat” o de músicos como John Cage, Brian Eno o Alvin Lucier, cuya obra Music for Solo Performer (1965) está dirigida por un electroencefalograma.

“Opción revolucionaria”


La primera experiencia real del poder de las máquinas nació del encuentro de uno de esos cibernéticos británicos con el socialismo democrático chileno. El 12 de noviembre de 1971, el investigador inglés Stafford Beer –que trabajaba desde hacía ya dos décadas en un “modelo de sistema viable” (viable system model) con cinco niveles de control, que aplicaba tanto a la célula biológica y al cerebro como a las organizaciones sociales o políticas– visitó el Palacio Presidencial de La Moneda, en Santiago de Chile. Allí le expuso a Salvador Allende el proyecto Synco (en inglés, CyberSyn), que acababa de emprender gracias a la invitación de un ingeniero de 28 años, Fernando Flores (7), director técnico de Corfo, la sociedad que controlaba a las empresas nacionalizadas por el gobierno de la Unidad Popular. Para el gobierno, se trataba de “implementar a la escala de un país –para la cual el pensamiento cibernético se vuelve una necesidad– enfoques científicos de gestión y organización” (8); concretamente, de vincular esas empresas bajo una red de información, con el objetivo de enfrentar en tiempo real las inevitables crisis de la economía.
Allende, de formación científica, se apasionó con el tema, dedicando varias horas a intercambios con Beer, quien más tarde informó cómo el Presidente insistía en todo momento en reforzar los aspectos “descentralizadores, anti-burocráticos y que hicieran posible la participación de los trabajadores” (9). Cuando Beer le mostró a Allende el lugar central del dispositivo, que en su concepto le correspondía al Presidente, éste exclamó: “¡Finalmente: el pueblo!”.   
El equipo de Synco, compuesto por científicos de diversas disciplinas, recuperó aparatos de télex inutilizados y los envió a las empresas nacionalizadas de todo el país. Comenzó a concebir el prototipo de una sala de control a la manera de Star Strek, pero que no llegó a ver la luz. Sin embargo, muy rápidamente, las informaciones económicas (producción cotidiana, utilización de energía y de trabajo) circularon por télex a lo largo del país, para ser tratadas diariamente en una de las escasas computadoras que existían entonces en todo Chile, una IBM 360/50. Entre las variables tomadas en cuenta figuraba, entre otras, el ausentismo, indicador del “malestar social”.
Cuando alguna de las cifras quedaba fuera del intervalo estadístico, se emitía una advertencia –en el vocabulario de Beer, una “señal algedónica” o incluso un “grito de dolor”– ofreciendo al responsable local un cierto tiempo para remediar el problema, antes de elevarlo al nivel superior si la señal se repetía. Beer estaba persuadido de que eso “ofrecía a las empresas chilenas un control casi total de sus operaciones, al mismo tiempo que permitía una intervención externa en caso de problemas serios. (…) Este equilibrio entre los controles descentralizados y centralizados podía optimizarse eligiendo el mejor plazo de resiliencia del problema otorgado a cada empresa antes de dar la alerta al escalón jerárquico superior” (10).
Como señala la investigadora en historia de la informática Eden Medina, el proyecto Synco, “aunque ambicioso en el plano tecnológico, no puede caracterizarse como un simple intento técnico de regulación de la economía. Desde el punto de vista de sus participantes, apoyaría la revolución socialista de Allende; iba a ser ‘informática revolucionaria’ en sentido literal. Además, el sistema debía alcanzar su objetivo de una manera ideológicamente coherente con la política de Allende. Las tensiones que rodearon la concepción y la construcción de Synco reflejaron la batalla entre centralización y descentralización que afectó el sueño de Allende de un socialismo democrático”.
El 21 de marzo de 1972, el software produjo su primer informe. En el mes de octubre, enfrentado a las huelgas organizadas por los gremios y la oposición, el equipo de Synco abrió una unidad de crisis para analizar los 2.000 télex diarios provenientes de todo el país. El gobierno, armado con esos datos, empleó sus recursos de manera de limitar los daños provocados por las huelgas. Organizó a los 200 camioneros que se mantenían leales (contra 40.000 huelguistas) para garantizar los transportes vitales… ¡y sobrevivió a la crisis! Desde entonces, el equipo de Synco se ganó el respeto; Flores fue nombrado ministro de Economía y, en Londres, The British Observer tituló: “Chile gobernado por computadoras” (7 de enero de 1973). El 8 de septiembre de 1973, el Presidente ordenó el traslado de la sala de operaciones al palacio presidencial. Pero el 11, los aviones de caza del ejército tiraron sus cohetes sobre La Moneda, y Salvador Allende se suicidó…

Una ciencia mal comprendida


“La historia chilena –escribe Medina– ofrece un ejemplo de la manera en que un contexto geográfico y político diferente puede dar nacimiento a una nueva articulación de las ideas cibernéticas y de los usos innovadores de las tecnologías informáticas.”
La historia ilustra la tesis de Pickering, para quien la cibernética es una disciplina poco apreciada porque es mal comprendida. A veces designada como “ciencia militarista”, a veces “asociada a la automatización de la producción de la posguerra”, sería, por el contrario, una “ciencia nómada, en perpetuo vagabundeo”, oponiéndose a las “ciencias reales”. Por otra parte, los cibernéticos ingleses de la primera generación (Walter y Ashby, entre otros) se encontraban al margen de las instituciones, y trabajaban en estos proyectos en su tiempo libre.
“En el plano teórico –sostiene Pickering– la cibernética se opone al pensamiento moderno. Por lo menos en la medida en que la modernidad consista en disecar cada sistema para tratar de comprender su funcionamiento, y en crear representaciones. Porque el análisis cibernético se apoya en una visión particular, una ‘ontología no-moderna’ que se interesa en la ‘acción performativa en sí misma, y no como un pálido reflejo de la representación’. El individuo, el cerebro, la computadora, el animal o la empresa no son máquinas para figurarse el mundo, sino seres que aprenden a actuar sobre su entorno. Allí donde la ‘inteligencia artificial’ (IA) apunta a calcular un modelo, para reaccionar a él mediante un algoritmo sofisticado, la máquina cibernética opera a partir de sus sensores, evolucionando en su entorno mediante bucles de retroacción [el famoso feedback]”.
“Los cibernéticos, y sobre todo Stafford Beer, lucharon contra la condena moral y política de su ciencia”, insiste Pickering; el sentido de la palabra “control” es múltiple, y si “el control como dominación, la reducción de los individuos a autómatas” provoca rechazo, “no es ésa la noción cibernética de control. Así como la psiquiatría de Laing pudo en ocasiones ser descripta como antipsiquiatría, los cibernéticos británicos habrían sido muy listos, en un plano retórico, si se hubieran definido como especialistas del anti-control”. Una crítica del poder que no se contenta con ser crítica, sino que también elabora tecnologías anti-poder. Observemos respecto a esto que, en el seno de los regímenes comunistas adonde fue importada a partir de los años 50, la cibernética fue objeto de controversias, totalmente desconectadas de su historia occidental y latinoamericana; por ejemplo, sobre la cuestión de saber si “la RDA hubiera podido ‘salvarse’ gracias a la cibernética” (11).
¿Necesitamos todavía la cibernética? Cuando la acción refuerza la información que la ha desencadenado, el retorno se denomina positivo, y el sistema tiene tendencia a divergir; es lo que se llama trivialmente “burbuja” o “círculo vicioso”, según la dirección que tome. Si el retorno es negativo, el sistema, por el contrario, se adapta y se estabiliza, resiste a los golpes repetidos y busca soluciones para preservarse en un entorno cambiante. La crisis económica que sacude hoy a Europa es una espléndida ilustración: cuando las agencias de calificación de riesgo financiero degradan a un país, éste recorta sus gastos públicos, lo que mecánicamente trae consigo una caída de la actividad económica, que llevará a las agencias a volver a degradarlo… A la inversa, las políticas denominadas contracíclicas, que comprometen al poder público a invertir cuando la actividad cae, ilustran un feedback negativo a las virtudes estabilizadoras. 


1 Cybernetics: or Control and Communication in the Animal and the Machine, MIT, Boston, 1948.
2 Padre Dominique Dubarle, “Vers la machine à gouverner…”, Le Monde, París, 28-12-1948.
3 Norbert Wiener, Cybernétique et société. L’usage humain des êtres humains, Deux-Rives, París, 1952.
4 Según el nombre del senador estadounidense Joseph McCarthy quien, entre 1950 y 1954, lanzó una cacería de brujas contra los comunistas y sus simpatizantes en Estados Unidos.
5 Guy Lacroix, “Cybernétique et Société: Norbert Wiener ou les déboires d’une pensée subversive”, Terminal, N° 61, otoño boreal de 1993.
6 Andrew Pickering, The Cybernetic Brain, Chicago University Press, 2010.
7 Después del golpe de Estado, Flores pasó tres años en los campos de concentración del general Pinochet y luego se exilió con su familia en Estados Unidos, donde hizo carrera en informática. A su vuelta a Chile fue electo senador, y hoy es consejero del presidente Sebastián Piñera.
8 Carta de Flores solicitando la participación de Beer. El inglés la recibió el 13 de julio de 1971 y anuló inmediatamente sus compromisos para poder ir a Chile.
9 Eden Medina, “Designing Freedom, Regulating a Nation. Socialist Cybernetics in Allende’s Chile”, Journal of Latin American Studies, N° 38, Cambridge, Gran Bretaña, 2006.
10 Medina, op. cit.
11 Sobre la cibernética en los países del Este, véase Jérôme Segal, “L’introduction de la cybernétique en RDA. Rencontres avec l’idéologie marxiste”, Science, Technology and Political Change, Brepols, Turnhout, 1999.

Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/el-gobierno-inform%C3%A1tico-de-salvador-allende