24 jul. 2010

Con razon pues señores BURGA, es un argollero y Cumpa de BLATER y nos tienen, como nos tiene; es decir una organizacio mundial PODRIDA, ....

Las cuentas oscuras de la FIFA

Por David García

Una sucesión sobre fondo de escándalo

El 11 de junio comienza en Johannesburgo la Copa del Mundo 2010 de fútbol. Organizadora del evento, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) vive una prosperidad insolente. Sin embargo, las críticas contra sus dirigentes abundan. Joseph Blatter, su presidente, es el epicentro de las denuncias: compra de votos, coimas, desvío de fondos…



“La Copa del Mundo 2010 debe beneficiar a todo el continente africano. Nuestro programa ‘Ganar en África con África’ hace realidad esta voluntad. De aquí a 2010 instalaremos un terreno de césped artificial en cada federación africana” (1), prometía Joseph Blatter, presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), exactamente un año antes de la apertura de la competencia que tendrá lugar en Sudáfrica del 11 de junio al 11 de julio próximos. Esta generosidad parece algo irrisoria en el contexto de un país minado por la segregación social heredada del apartheid. Sin embargo, a la generosa FIFA no le faltan recursos contantes y sonantes. A tal punto que la crisis económica y financiera mundial no parece tener influencia sobre la más rica de las federaciones deportivas.

La FIFA, fundada en 1904, obtuvo en 2009 una ganancia de 147 millones de euros y aumentó sus fondos propios, que hoy alcanzan la suma nada despreciable de 795 millones de euros. “El futuro parece igual de promisorio –afirma exultante Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y de la Comisión de Finanzas de la FIFA–, la Copa del Mundo 2014 ya goza de enorme popularidad. Además de las seis empresas socias de la FIFA (2) actualmente con contrato, ya firmamos los primeros contratos de sponsoring nacionales e internacionales. En estos tiempos de inestabilidad económica, nuestra competición estrella se revela como un valor seguro que combina suspenso, diversión y deporte de alto nivel, y constituye una excelente plataforma para las marcas comerciales” (3). Desde ese punto de vista, la Copa del Mundo 2010 constituye “un excelente trampolín para acceder a los mercados africanos, como lo fue la de 1994 para el mercado estadounidense y la de 2002 para el asiático”, comenta el sociólogo Patrick Vassort, especialista en las relaciones entre fútbol y política (4).



Fútbol y mercado


El idilio entre esas marcas y la FIFA ya lleva 36 años. La boda se celebró el 11 de junio de 1974 en Francfurt, durante la Copa del Mundo que organizó la República Federal de Alemania. Ese día el brasileño João Havelange obtuvo la presidencia de la organización, ante la salida del británico Stanley Rous. En segundo plano, un hacedor de reyes tan discreto como eficaz, Horst Dassler, presidente de la compañía Adidas France, “se contentó con distribuir un fajo de billetes entre los delegados todavía indecisos o susceptibles de captar otros votos para incitarlos a sostener a Havelange” (5). El día siguiente se abrió con una promesa de luna de miel acompañada por la firma de contratos cada vez más fructíferos. La FIFA, embriagada por su naciente fortuna, agregó a su organigrama las direcciones de Desarrollo, de Marketing y de Comunicación.



Formación de entrenadores, nuevos torneos, cursos de arbitraje: el empresario Dassler persuadió a Coca-Cola para que financiara los proyectos de campaña de Havelange. En contrapartida, el grupo estadounidense obtuvo “el derecho de colocar su logo en toda la Copa del Mundo. Una vez que Coca-Cola firmó, todo el mundo quiso ser de la partida” (6). De esa manera, la Federación Internacional concluyó “un pacto ‘faustiano’ con las multinacionales”, resume el historiador del fútbol Paul Dietschy (7).



Visionario, Dassler intuyó antes que sus competidores el formidable potencial económico de la televisión. Al crear en 1983 la sociedad de marketing y de gestión de derechos International Sport and Leisure (ISL), el patrón de Adidas se erigió en el socio número uno de la FIFA, a quien le aseguraba un confortable ingreso. En base a un mecanismo viejo como el comercio, ISL compró a la FIFA los derechos y los revendió a precio de oro a los canales de televisión. Un acuerdo “ganador-ganador” para los accionistas de Adidas y para un puñado de jerarcas de la Federación. Hasta la quiebra fraudulenta de ISL en diciembre de 2001, algunos de sus altos dirigentes recibieron sobornos en agradecimiento por su fidelidad a la marca de las tres tiras.



El ex vicepresidente Jean-Marie Weber, amigo de Blatter desde hace treinta años, y otros cinco dirigentes de la sociedad fueron demandados por estafa. Según la acusación presentada ante el Tribunal del cantón de Zug (Suiza) en marzo de 2008, los imputados habrían desviado 70 millones de euros pagados por las cadenas televisivas Globo (Brasil) y Dentsu (Japón) para comprarles los derechos de televisación de las Copas del Mundo de 2002 y 2006 (8). Si bien Weber –a quien los investigadores consideraron el eje de un “sistema de corrupción”– y sus colaboradores se negaron a revelar los nombres de los destinatarios de dichas “comisiones”, dos dignatarios de la FIFA fueron formalmente identificados. Se trata del presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Nicolás Leoz, quien habría recibido 211.625 francos suizos (147.518 euros) en enero y en mayo de 2000, y del ex presidente de la Federación de Fútbol de Tanzania, Muhidin Ndolanga, quien por su parte habría percibido 15.975 francos suizos (11.138 euros) en diciembre de 1999 (9).



Una gran familia



En el fondo, los patrones de la FIFA son niños grandes demasiado mimados por la vida: “Los 24 miembros [de su Comité Ejecutivo] y sus 7 vicepresidentes son probablemente más poderosos y están mucho mejor retribuidos que los de cualquier empresa multinacional del sector competidor. Su presidente, ‘Sepp’ Blatter, cuya remuneración sigue siendo ‘secreto de Estado’, obtendría casi 4 millones de dólares por año” (10). Durante la audiencia, los seis acusados terminaron admitiendo que en la década anterior a la quiebra de ISL pagaron unos 96,2 millones de euros de sobornos, vía una cuenta del banco LGT de Liechtenstein, pequeño paraíso fiscal situado en el corazón de la vieja Europa. En su descargo, la legislación helvética no prohibía las comisiones al momento de los hechos. Por lo que los antiguos dirigentes de ISL y sus “socios” de la FIFA fueron reconocidos como responsables pero… no culpables. Blatter, quien en 1998 sucedió a Havelange, se aferró a su cargo y en la actualidad negocia con… su sobrino Philippe Blatter, presidente de la sociedad Infront Sports & Media AG, titular de los derechos televisivos de la FIFA y con domicilio en el cantón de Zug, a semejanza de la fenecida ISL y de numerosas multinacionales. Antes de encabezar en 2006 el grupo que fundó el difunto Robert-Louis Dreyfus, riquísimo hombre de negocios y propietario del Olympique de Marsella, Philippe Blatter trabajaba para McKinsey, la prestigiosa consultora de las direcciones generales. “De 2000 a 2006, McKinsey facturó a la FIFA más de 7 millones de dólares en concepto de honorarios por el trabajo de titanes que realizó Philippe Blatter en tanto consultor de lujo para ayudar a organizar la Copa del Mundo” (11).



Con ISL o sin ella, el maná de la pantalla chica sigue derramándose sobre la sede suiza de la FIFA, en Zurich. En 2009, Joseph Blatter recibió de manos de su generoso sobrino 487 millones de euros en concepto de derechos de difusión, de los cuales 469 millones corresponden a la Copa del Mundo 2010, es decir el 60% de los ingresos de la Federación Internacional (12).



En el mundo de la FIFA, las peores faltas a las leyes se ponen de manifiesto en la forma de designación del presidente, de quien deriva el proceso de toma de decisiones de la organización. Cualquiera sea su población, cada Estado dispone de un voto. Lo que lleva a una sobre-representación de territorios subpoblados y de países pobres. Y favorece la corrupción endémica en la cual está inmersa la FIFA desde hace décadas. Con 207 afiliados, la Federación agrupa más miembros que la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Lo que aguza el apetito de los candidatos que carecen de apoyos fáciles: “La FIFA es un poco el mejor de los mundos, porque los pequeños principados europeos y las minúsculas islas tienen el mismo peso que las grandes Federaciones”, comenta con malicia Patrick Mendelewitsch, representante de jugadores y especialista del footbusiness. Algunos responsables piensan incluso que Joseph Blatter y sus espías patean la pelota un poco lejos. “El modo de funcionamiento de la FIFA no es conveniente”, critica sobriamente Jean-Pierre Karaquillo, director del Centro de Derecho y de Economía del Deporte y cercano a las instancias dirigentes de la Federación Francesa de Fútbol.



En tanto asesor de la Federación de Trinidad y Tobago, Jack Warner encarna el sistema hasta la caricatura. El temido presidente de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Asociaciones de Fútbol (Concacaf) es el principal auxiliar de Joseph Blatter. Y con razón: las islas del Caribe son tantas que, a pesar de su escasa población, la Concacaf goza de tres asientos en el Comité Ejecutivo.



Warner, poseedor de una fortuna personal calculada entre 15 y 30 millones de euros, vende caro su apoyo. En 1999 la FIFA renunció a un crédito de cerca de 9,5 millones de euros otorgado a la Concacaf. Y cuando en 2002 el presidente de la Federación de Antigua y Barbuda, Chet Greene, solicitó una ayudita a la casa matriz para financiar un Centro de Desarrollo para el Fútbol Jack Austin Warner, de inmediato recibió desde Zurich un cheque de 161.439 dólares (121.000 euros). Un año después, el periodista Andrew Jennings se trasladó a ese sitio y en lugar de un campo de fútbol descubrió “caballos que pastan en la maleza cerca de los restos de un camión transportador de cerveza” (13).



Elecciones controvertidas



Especialista en devolución de favores, cada vez que se ataca a su presidente, Warner se alinea sistemáticamente detrás de él. ¿Las elecciones de Blatter en 1998 y 2002 están manchadas por irregularidades? Warner expresa su total solidaridad con él y exige sanciones ejemplares contra los contestatarios. El vicepresidente de la Confederación Africana, Farah Addo, padecerá el rencor de los partidarios de Blatter. En 1998 ese clan le habría ofrecido 75.000 euros a cambio de su voto. Addo afirmó que 18 funcionarios africanos habían vendido su voto, pero al demostrarse incapaz de sustentar sus acusaciones, la Comisión de Disciplina de la FIFA lo suspendió en sus funciones durante dos años. En cuanto a las investigaciones internas sobre esas controvertidas elecciones, todas fueron archivadas.

Poco afecto a los arrepentimientos, en 2011 Blatter se presentaría como candidato a un cuarto mandato. En una conferencia de prensa realizada en la sede de la FIFA explicó con una sonrisa: “No he concluido mi misión” (14). Falta que derrote a su rival declarado, el presidente de la Confederación Asiática de Fútbol Mohammed Ben Hammam. “Ahora que siente que llega su hora, Ben Hamman se vuelve contra su maestro”, se ríe Patrick Mendelewitsch. Junto con Warner, Ben Hamman fue un incondicional de Blatter. Lo que no impide que este hombre cercano al Emir de Qatar alegue súbitamente que la presidencia de la FIFA debe ser limitada a dos mandatos. Porque más allá, argumenta, el número uno de la FIFA “se ocupa de todo menos de fútbol” (15). Sin embargo, para Patrick Mendelewitsch “el sucesor de Blatter tendrá que obedecer el código de conducta de la gran familia futbolística: hará limpieza en los márgenes, pero no cambiará radicalmente el sistema.”

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1 Le Figaro, París, 11-6-09.

2 Adidas, Coca-Cola, Emirates, Hyundai, Sony, Visa.

3 “Informe de Finanzas de la FIFA 2009”, Zurich.

4 Véase Ronan David, Fabien Lebrun y Patrick Vassort, Footafric, coupe du monde, capitalisme et néocolonialisme, L’Echapée, Montreuil, 2010.

5 Andrew Jennings, Carton rouge! Les dessous troublants de la FIFA, Presses de la cité, París, 2006.

6 Op. cit., nota 5.

7 Véase Paul Dietschy, Histoire du football, Librairie académique Perrin, París, 2010.

8 Le Monde, París, 13-3-08.

9 Op. cit, nota 7.

10 Jérôme Jessel y Patrick Mendelewitsch, La face cachée du foot business, Flammarion, París, 2007.

11 Bakchich hebdo, París, 10-4-10.

12 “Informe de Finanzas de la FIFA 2009”, Zurich.

13 Carton rouge!, op. cit.

14 Agence France Presse, 18-2-10.

15 Carton rouge!, op. cit.

*Periodista.

Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_ http://www.eldiplo.com.pe/las-cuentas-oscuras-de-la-fifa