El poder mediático y las elecciones
Por Alberto Adrianzén M.*
Son medios de muy alta eficacia, si son
personalizados y pertinentes
El jueves ocho de abril el diario El Comercio publicó un editorial
titulado “Contra peligrosas iniciativas”. Un día después Sinesio López
abordó el tema de los medios y su relación con la democracia. El sábado
24 Otra Mirada hizo público un suplemento bajo el título: “No hay
democracia sin pluralismo en los medios”. Con estas y otras
publicaciones se ha dado inicio a una polémica necesaria respecto al
papel de los medios de comunicación en una sociedad democrática.
Sin embargo cabe hacer algunas puntualizaciones: es distinto hablar
sobre el rol de los medios en una sociedad democrática o en las
sociedades modernas que sobre el papel que juegan los medios
audiovisuales (radio y televisión) en las campañas electorales. Este
artículo aborda el segundo tema, pese a que reconozca que el primer tema
es de vital importancia, sobre todo hoy día cuando se habla de que
hemos pasado de una democracia electoral donde los partidos
representantes de determinados sectores sociales (o clases) eran
fundamentales a lo que ahora se llama una democracia de audiencias en la
cual la opinión pública, los partidos a-ideológicos (también se les
puede llamar atrápalo todo), el marketing político y los medios de
comunicación son las nuevas realidades de la política. Incluso,
podríamos decir que en una sociedad mediatizada, como la nuestra, el
llamado marketing político es la forma de hacer política. Ello muestra
un hecho que aquí solo anotamos pero que nos parece importante: no se
puede hacer política al margen de los procesos electorales, siendo
concientes que la política vaya más allá de los mismos. Por eso la
importancia de vincular los medios de comunicación y los procesos
electorales.
El otro tema que es igualmente importante señalar es que no es cierto
que las propuestas actuales sobre el rol de los medios, incluso
aquellas que apuntan a una reforma integral, estén interesadas, como
dice el decano de la prensa nacional, en “atentar contra la autonomía y
libertad de prensa de los medios de comunicación, principalmente los
televisivos” y menos que ello responda a una política mediática “que
tiene un tufillo típicamente autoritario y chavista”.
Por ello la pregunta, en este contexto, es muy simple: qué estamos
debatiendo. Y la respuesta es igualmente simple: la posibilidad de
modificar tanto la ley orgánica de elecciones como la de partidos, para
adoptar algunas de las propuestas que hoy existen en la legislación
electoral mexicana, o chilena o brasileña (ninguno de estos países puede
ser acusado de chavista) o en la europea.
Y si bien hoy el Jurado Nacional de Elecciones determina que para las
elecciones generales se puede contratar un espacio máximo de cinco
minutos al día para hacer propaganda electoral, pensamos que ello es
insuficiente. En ese sentido nuestra propuesta consiste en prohibir la
propaganda de partidos y de candidatos en medios audiovisuales privados
durante el proceso electoral, para así darle más peso a la franja
electoral como principal soporte de la competencia democrática, como
ocurre en los países mencionados.
En esta medida no están ni pueden estar contemplados los medios
escritos, por una sencilla razón: estos medios no emplean un recurso
público (el espectro electromagnético) como sí sucede con los medios
audiovisuales. En ese sentido la legislación que existe en esos países, y
que muchos quisiéramos para el Perú, apunta a lograr un proceso
electoral más equitativo entre todos los participantes, impidiendo que
sea el dinero el que defina la cantidad de propaganda y por quién se
debe votar1.
En realidad, esta propuesta apunta a dar una mayor protección a la
democracia ya que busca limitar la influencia de los lobbies, de los
grandes grupos económicos y hasta del narcotráfico, en la elección de
los candidatos. Dicho en otras palabras, evitar que los partidos y/o
candidatos elegidos terminen como “representantes” de sus donantes y no
de sus electores, y, también, impedir que sean los sectores con dinero
los que impongan a sus candidatos. Todo lo contrario a lo que hoy sucede
en EEUU luego de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en enero
de este año que da carta blanca a las grandes corporaciones en los
procesos electorales y que el propio presidente Obama ha calificado como
un golpe a la democracia2.
Este cambio de legislación también busca limitar el poder de los
medios audiovisuales en los procesos electorales que muchas veces
resulta decisivo. Todos sabemos que algunos medios, no todos obviamente,
tienen candidatos preferidos, los cuales son “ayudados” ya sea
“regalándoles” publicidad o estableciendo con ellos relaciones
preferenciales y distintas respecto a los otros candidatos. Ello
introduce una inequidad en el proceso electoral ya que no todos los
candidatos tienen beneficios similares y, en ese sentido, los que
compiten no son iguales. Finalmente, una legislación de ese tipo
evitaría situaciones grotescas como las que se vivieron en el
fujimorismo cuando los medios audiovisuales (léase canales de
televisión) adictos a la dictadura se negaron a pasar propaganda
electoral de la oposición argumentando, curiosamente, que lo hacían en
nombre de la libertad de prensa.
Estas modificaciones se pueden complementar con otros cambios
necesarios y que, con seguridad, no solo mejorarían la transparencia en
el proceso electoral sino que también darían una mayor equidad a los que
compiten:
a) Regular la propaganda estatal. Nos referimos no sólo a la
que realiza el gobierno nacional sino también los gobiernos regionales,
los municipios y cualquier organismo público. Un ejemplo de cómo se
abusa de este tipo de propaganda es la que realiza el municipio
provincial de Lima. El nombre del alcalde, Luis Castañeda Lossio,
probable (por no decir seguro) candidato a la presidencia de la
República, lo encontramos en casi todos los carteles de publicidad del
municipio que anuncian una obra o la reparación de una calle o un
puente. Cabe preguntarse si es legal que los llamados Hospitales de la
Solidaridad, también de la Municipalidad de Lima, lleven el mismo nombre
que el partido del alcalde de Lima: Solidaridad Nacional. Algo similar
se puede decir de la propaganda del gobierno. Me pregunto si esta
propaganda así como la de las municipalidades y de los gobiernos
regionales, será retirada cuando se dé inicio al proceso electoral
subnacional y luego nacional. Tengo la sospecha que no.
b) El fortalecimiento de la democracia interna de los partidos y
una mayor presencia (obligatoria) de la ONPE en la elección de los
candidatos.
c) Mayor transparencia y control respecto a las donaciones que
reciben tanto los partidos como los candidatos en los procesos
electorales.
d) El cumplimiento de la Ley de Partidos en lo que respecta al
financiamiento publico de los partidos.
Con seguridad se pueden añadir otros cambios pero, creemos, que estos
son los más importantes. Por eso creo que aquellos medios que se oponen
a ellos se equivocan en sus argumentos o simplemente no han entendido
la propuesta. La otra posibilidad es que estemos frente a una defensa no
de la democracia sino más bien de las ganancias de la empresa y de su
poder político. Y eso, sinceramente, nada tiene que ver con la libertad
de expresión y menos con la democracia.
EPÍLOGO
El hecho sucedió en una reunión de la Mesa de Diálogo de la OEA con
los dueños de los medios de comunicación en el año 2000. Recuerdo que
Salomón Lerner Ghitis y quien escribe este articulo le dijimos a Ernesto
Schutz Landázuri, -otrora dueño del canal cinco y hoy prófugo de la
justicia por vender la línea editorial y periodística al gobierno de
Fujimori y Montesinos a cambio de varios millones de dólares3 - que como
en la última elección presidencial (me refiero a la del 2000) su canal
no había aceptado pasar propaganda electoral de la oposición, uno podía
sospechar que no tenía problemas económicos y que, por lo tanto, en el
próximo procesos electoral (en el 2001) el canal cinco podría dejar de
cobrar la franja electoral y hasta, incluso, pasar gratis la propaganda
electoral de los partidos.
Cuando escuchó esta propuesta Schutz se paró indignado y en tono
amenazante nos dijo que si insistíamos con esta idea, él se retiraba de
la reunión. En este contexto recibimos el apoyo de los partidos. Sin
embargo, al día siguiente los mismos que nos habían apoyado en esta
propuesta, decidieron no insistir en ella. Como hoy sabemos, Ernesto
Schutz cobró por la franja electoral en las elecciones presidenciales
del 2001. Ello, me parece, un buen ejemplo del poder de los medios y,
más concretamente, de los dueños de los medios convertidos en verdaderos
poderes fácticos, pero también de la debilidad y dependencia de los
partidos hacia estos mismos medios.
Por eso, si queremos tener elecciones más o menos limpias y más o
menos equitativas, donde el “poderoso caballero don dinero”, como le
gustaba decir a Alan García en la década de los ochenta, no mande sobre
la voluntad popular, reformar el papel de los medios es una necesidad
imperiosa. 1 Por ejemplo, la legislación electoral ecuatoriana que se encuentra en el llamado Código de la Democracia, aprobado el año pasado, sí contempla los medios de comunicación escritos.
2 A raíz de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en EEUU una empresa en el Estado de Maryland ha intentado postular al Congreso de ese país. Al respecto leer: Adrianzén, Alberto: “Cuando el destino nos alcance”. La República 27/03/10.
3 Actualmente la administración del canal cinco está en manos de Ernesto Schutz Freundt, hijo de Ernesto Schutz Landázuri.. Luego de la caída de Fujimori, Panamericana Televisión (o canal cinco) pasó a manos de Genaro Delgado Parker.
Edición de Luz & Sombras. Fuente original:_http://www.eldiplo.com.pe/el-poder-mediatico-y-las-elecciones
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Agredesco desde ya tú valioso aporte... Muchas gracias....
JLRF